El 23 de Agosto de 2018, tuvo lugar en la UCEMA el "1er Encuentro Argentino de Seguridad Humana" (Hablemos de Vulnerabilidad, Dignidad y Sustentabilidad), organizado por Fundación Criteria en conjunto con la Universidad del CEMA y con el acompañamiento de Excelencia Competitiva y la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa.
Participé del encuentro, ya que ofrecía un interesante programa: exponer la problemática de la Seguridad Humana, desde el Estado y la Sociedad Civil, a fin de generar conciencia y compromiso en líderes, dirigentes y ciudadanos comunes.
Durante el evento quise fotografiar el programa, se colaron la birome en mi borcego y el prendedor del Teniente Roberto Estévez en la mochila. Me gusta la imagen que salió. |
CONSIDERACIONES PRELIMINARES AL EVENTO
El concepto de Seguridad Humana comenzó a esbozarse en la última década del siglo pasado, cuando el mundo descubría las consecuencias del fin de la Guerra Fría por el colapso de la Unión Soviética y advertía, casi de inmediato, los riesgos emergentes del nuevo escenario. El fracaso del comunismo en el estallido de su bloque ideológico, cambiaba la dimensión de los conflictos, al punto que en ese mismo contexto Hans Magnus Enzenberger bosquejaba la idea de la Guerra Civil Molecular, porque despejado en buena medida el temor del holocausto nuclear que vaticinaba el enfrentamiento entre las dos superpotencias, el interés intelectual fue hacia lo pequeño, una suerte de atomización del espanto tan temido que, al fin de cuentas, llevaba a posar la mirada sobre el individuo.
El 10 de Setiembre del 2012, la Resolución 66/290 de la Asamblea de las Naciones Unidas le imprimió a la expresión "Seguridad Humana" una entidad consensuada, en tanto: "Conviene en que la seguridad humana es un enfoque que ayuda a los Estados Miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos".
Pero las materias que la citada resolución engloba dentro de la Seguridad Humana son muchas, y acaso demasiadas como para precisar un objeto de estudio bien definido que pueda ser abordado específicamente desde la seguridad. Así el entendimiento común respecto a la "Seguridad Humana" pretende abarcar poco menos que la generalidad de la vida, partiendo del derecho de las personas a vivir en libertad y con dignidad, libres de la pobreza y la desesperación, libres del temor y la miseria, disponiendo de iguales oportunidades para disfrutar de todos sus derechos y desarrollando plenamente su potencial humano.
Desde esa vaguedad de horizonte infinito, la resolución apunta que "La seguridad humana exige respuestas centradas en las personas, exhaustivas, adaptadas a cada contexto y orientadas a la prevención que refuercen la protección y el empoderamiento de todas las personas y todas las comunidades; porque la seguridad humana reconoce la interrelación de la paz, el desarrollo y los derechos humanos, y tiene en cuenta igualmente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales".
Luego de lo cual vienen algunas definiciones que aportan todavía mayor confusión, al sostener que el concepto de seguridad humana es distinto de la responsabilidad de proteger y su aplicación, no entraña la amenaza o el uso de la fuerza ni medidas coercitivas. La seguridad humana no sustituye a la seguridad del Estado y se basa en la implicación nacional. Puesto que las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales de la seguridad humana varían considerablemente entre los países y dentro de ellos, así como en diferentes momentos, la seguridad humana refuerza las soluciones nacionales compatibles con la realidad local; por lo que siguen recayendo en los gobiernos la función y la responsabilidad primordiales de asegurar la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos. De tal modo que la función de la comunidad internacional consiste en complementar la labor de los gobiernos y proporcionarles el apoyo necesario, cuando lo soliciten, a fin de fortalecer su capacidad para responder a las amenazas actuales e incipientes.
Y en este punto empiezan a explicitarse las limitaciones que hacen al concepto todavía más difuso, casi lírico, porque la resolución, en definitiva un instrumento diplomático, se cuida de innovar: "La seguridad humana se debe hacer efectiva respetando plenamente los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, incluidos el pleno respeto de la soberanía de los Estados, la integridad territorial y la no injerencia en asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados. La seguridad humana no entraña nuevas obligaciones jurídicas para los Estados".
Basta pensar en la realidad de Venezuela para cuestionar que la "Seguridad Humana" constituya en efecto algo novedoso, especialmente cuando la resolución termina siendo un concreto pedido de aporte a los Estados miembros de la ONU para el "Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana". Se pregunta uno -que vengo a ser yo- si el cocktail del embajador aliviará en algo las penurias del éxodo venezolano...
No obstante estos reparos, el concepto de "Seguridad Humana" viene siendo impulsado con mayor énfasis a partir del año 2015, cuando a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los Estados Miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) esbozados con la pretensión de poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático.
Los 17 objetivos son un conjunto de buenas intenciones pero nada certeras, a saber: 1.- fin de la pobreza, 2.- hambre cero, 3.- salud y bienestar, 4,- educación de calidad, 5.- igualdad de género, 6.- agua limpia y saneamiento, 7.- energía asequible y no contaminante, 8.- trabajo decente y crecimiento económico, 9.- industria renovable e infraestructura, 10.- reducción de las desigualdades, 11.- ciudades y comunidades sostenibles, 12.- producción y consumo responsables, 13.- acción por el clima, 14.- vida submarina, 15.- vida de ecosistemas terrestres, 16.- paz, justicia e instituciones sólidas y 17.- alianzas para lograr objetivos. Solamente el punto 16 se asocia directamente con la seguridad, el resto refieren directamente a otros aspectos de la vida humana.
Lo hasta aquí expuesto, siendo una somera aproximación al concepto de la "Seguridad Humana", habilita algunas dudas sobre su entidad como tal. Fueron esas dudas las que despertaron mi interés por la jornada del 23 de Agosto.
UNA SÍNTESIS ABSOLUTA Y BRILLANTE
La presentación de la jornada estuvo a cargo del Ingeniero Santiago Tito, Presidente de la Fundación Criteria, quien en cuatro palabras y un signo, dejó en claro que en rigor de verdad el tema de la jornada no sería la seguridad, en ninguna de las acepciones en que la conocemos, sino de algo por encima de la seguridad y hacia lo que debe estar orientada y contribuir la seguridad: la dignidad.
"Seguridad Humana = Dignidad Humana", sostuvo Tito. Una síntesis absoluta y brillante, como pocas veces he visto que alguien sea capaz de formular. No sé si la frase es autoría del propio Ing. Tito o tomada de algún otro, pues no he estudiado con profundidad académica el concepto de "seguridad humana" como para discernirlo; pero en cualquier caso por creación o elección, fue un acierto rotundo.
De hecho, es tan acertada que si uno toma la resolución 66/290 de las Naciones Unidas y reemplaza en ella cada vez que aparece la expresión "seguridad humana" por "dignidad humana", todas las dudas conceptuales desaparecen y adquieren verdadero significado. Por ejemplo, lo que carece de sentido y lógica al afirmar: "El concepto de seguridad humana es distinto de la responsabilidad de proteger y su aplicación", cobra dimensión si decimos "El concepto de dignidad humana es distinto de la responsabilidad de proteger y su aplicación".
En todas las exposiciones que, pese a algunos cambios de ejecución, se fueron ejecutando conforme al programa estipulado durante la jornada, esa simple observación de Tito permitía comprender de qué se estaba hablando.
Así, cuando el representante residente del Programa de Naciones Unidas en Argentina, René Mauricio Valdés, habló sobre desarrollo sostenible desde los 17 puntos de la Agenda 2030, afirmando que detrás de cada objetivo hay metas apuntando al mediano y largo plazo, y que las mismas contribuían al corto plazo, a la coyuntura, cumpliendo una función de brújula, estaba claro que el objetivo perseguido con lo que se llama "seguridad humana" es exactamente la dignidad humana. Que es también la finalidad perseguida por la Encíclica "Laudato si" del Papa Francisco, sobre el cuidado de la casa común; tal cual señaló Valdés, coincidente con la Agenda 2030 para el resguardo del planeta.
RIESGO DE BUROCRACIA ORWELLIANA
De todos los expositores, quien más me preocupó fue el Dr. Justino Bertotto, Director de la Maestría en Estrategia y Geopolítica de la Escuela Superior de Guerra y Vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos en Seguridad Humana de la Universidad de Morón. Sostuvo Bertotto que el concepto de seguridad había evolucionado a través de distintos paradigmas: seguridad ciudadana, seguridad pública, seguridad democrática y seguridad humana, para señalar luego que de todos esos paradigmas el último ofrecía la ventaja de ser el menos ideológico.
Me hizo ruido esa afirmación, porque creo que si se habla de dignidad humana el contenido ideológico es inevitable y necesario. Buena parte del mundo se encuentra bajo dominio de regímenes cuya ideología es la negación de la dignidad humana, no entiendo entonces cómo podría ser una ventaja que el supuesto paradigma de la "seguridad humana" tenga bajo contenido de ideología.
Dada la gran cantidad de expositores para un tiempo limitado, la organización del evento -con buen criterio- no habilitó al público un espacio de preguntas. Por ende no pude pedirle a Bertotto una mayor exposición y precisión sobre las ventajas que atribuía al paradigma de la seguridad humana por ser el menos ideológico.
Pero esa curiosidad, que surgió al escucharlo hacer tal afirmación, se convirtió en alarma al momento en que propuso la creación de una "Secretaría de Seguridad Humana" dentro del Estado Nacional. Inmediatamente pensé en 1984 de Orwell y lo que significaría allí una Secretaría de Seguridad Humana... Como si nuestro país que tiene ya 20 ministerios, pudiera precisar otra nueva secretaría, ampliando su estructura burocrática con alcances de coordinación sobre las distintas áreas de gobierno que podrían estar relacionadas a la vaguedad difusa e incontenible de la "seguridad humana", lo que la convertiría en una especie de dependencia con interés en todo, que es siempre lo más parecido a la inutilidad absoluta.
La dignidad humana, pensé entonces y escribo ahora, no requiere por parte del Estado un funcionario o una estructura específica, sino que es algo a lo que debe estar orientado el Estado mismo y cada uno de sus funcionarios desde sus distintas incumbencias específicas. Algunos intereses se cuidan mejor desde la presencia difusa y no concentrando tal responsabilidad en un ente que termina haciendo que el resto de los funcionarios deleguen y olviden ahí parte del que debe ser su compromiso de servir. Para ejemplificar lo que significa burocracia orwelliana, ahí tenemos ese nocivo mamarracho llamado INADI, por cuya lisa y llana supresión me he manifestado reiteradamente; y vuelvo a hacerlo siempre que se presenta la oportunidad.
El resto de las exposiciones sostuvieron en continuado el interés del encuentro hasta el momento del cierre, afianzando esa síntesis con que el Ingeniero Tito abrió la jornada. Porque ya sean académicos, representantes del sector público o privado, cuando refirieron historias lo hicieron señalando la dignidad humana. La dignidad que confiere el trabajo, el hábitat saludable, un hogar bien constituido, un marco institucional que permita la realización de los proyectos personales, etc, etc, etc.
Que el cierre estuviera reservado a la proyección de dos videos del Padre Opeka, vino pues a confirmar que el eje conceptual de la jornada, más allá del título, era muy concretamente la dignidad humana.
CONCLUSIÓN
El concepto de "Seguridad Humana" no me resulta convincente y tampoco novedoso más allá de la ambiciosa etiqueta; puesto que, una vez discernido que hablamos de "dignidad humana", la subordinación específica y coadyuvante de la seguridad a ese fin es evidente en cualquier sociedad abierta organizada sobre valores occidentales. Incluso en países de rumbo extraviado, como el nuestro; que aún coqueteando durante doce años con el totalitarismo, preservó formalmente la definición de su Seguridad Interior como ese estado de hecho en el que se encuentra garantizado el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional (Ley 24.059, promulgada el 06ENE92).
Y la dignidad humana, en su máxima consideración, hace a la esencia misma de nuestra Constitución Nacional.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Un liberal que no habla de economía.
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