lunes, 27 de febrero de 2023

“DIVISIÓN PALERMO”, LAS FFAA QUE QUIERE EL GOBIERNO



Dejó trascender el gobierno que Alberto Fernández anunciará ante el Congreso, en la apertura de sesiones ordinarias, el envío de un proyecto de reforma a la ley de personal militar que consagrará el principio de "no discriminación".

Partiendo de la Constitución Nacional la sola jerarquía de las normas jurídicas resuelve cualquier conflicto que eventualmente pudiera generarse en materia de discriminación, la no discriminación ya es un principio consagrado.

Superficialmente cualquier desprevenido podría pensar que se anuncia una medida positiva para la modernización de las Fuerzas Armadas, pero no es el caso. Estamos ante otra instalación demagógica de falsa ampliación o creación de derechos.

Lejos de proponer una modernización sobre la base de la idoneidad, el modelo que parece haber elegido el gobierno para las fuerzas armadas es el de la “División Palermo”, la entretenida y clarificadora comedia de Santiago Korovsky que al cuestionar la corrección política nos recuerda que al humor absurdo en la ficción lo sostiene, necesariamente, la lógica del deber ser; de la que es nefasto apartarse en la vida real.

Ocurre que las Fuerzas Armadas, lo mismo que las de Seguridad y Policiales tienen funciones determinadas que requieren de aptitudes generales y específicas, por tanto no contribuyen a la “inclusión” receptando en sus filas cupos de insuficientes.

Forzar la inclusión en detrimento de la idoneidad lleva al absurdo, pues por alguna “misteriosa razón” por mucho que a un atleta de un metro noventa y cien kilos de ágiles músculos le guste cabalgar ningún stud lo tomaría como jockey para correr el Pellegrini.

Hay en todas las actividades una selección natural y en las Fuerzas Armadas no puede ser más que una selección exigente y restrictiva. No son las FFAA la clase de instituciones que deben adaptarse a las carencias de sus aspirantes. Ni deben serlo.

Por lo que ha trascendido, el proyecto profundizará el deterioro de las Fuerzas Armadas y la notoria indefensión del país.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

viernes, 17 de febrero de 2023

NI PLOMO NI TASER NI TONFA: SILLAZO


(un artículo en broma para tomárselo en serio)

La evolución humana se manifiesta en la sucesión de técnicas novedosas que desde distintos oficios nos permiten superar obstáculos, y el duro oficio policial no es ajeno a esa lógica.

Supo Argentina tener una de las mejores policías del mundo, reconocida desde Juan Vucetich por sus avances tecnológicos, formación, disciplina y método a más del coraje e integridad de funcionarios como el Comisario Evaristo Meneses.

Y hoy se está retomando esa senda.

La brillante dirigencia política argentina del siglo XXI superó hasta volver opaco el recuerdo de la denominada Generación del 80, y eso se aprecia en la racionalidad cotidiana que nos impulsa constantemente al progreso.

Lo vivenciamos a diario en la ejemplaridad de los funcionarios, en el fluir de sabiduría de los legisladores con sus proyectos y leyes, en los altos valores morales que fortalecen las instituciones y en esa irreductible convicción de servir al pueblo y no servirse de él.

Nunca antes la dirigencia política estuvo tan dedicada a prestigiar las fuerzas policiales, basta este somero repaso de nombres intachables: Aníbal Fernández, Sergio Berni, Marcelo D´Alessandro, sin olvidar a Sabina Frederic o Patricia Bullrich, para constatarlo.

Y no es que solamente dan brillo los nombres de los ministros, tanto el presidente como los gobernadores son las lumbreras que clarifican el camino del prestigio policial como política de Estado que trasciende a todos los partidos.

Y lo demostró con creces la pandemia.

¿Cómo olvidar la sabia y decente conducción, tan respetuosa de la Constitución Nacional, que la política dio a las fuerzas policiales durante el azote del Covid?

Así nos protegieron de saritas, remeros y padres desaprensivos que sólo pensaban en sus hijos.

Esos políticos piadosos que prendieron velas por los muertos, se congratularon de placer cuando aquel policía explicó claramente a una ciudadana la razón de sus cuidados diciendo: "¿Qué Constitución Señora? ¡Estamos en pandemia!".

Sí, seguridad jurídica siempre. El deber ser sobre cualquier contingencia.

Es esa seguridad jurídica que garantiza la policía de Formosa cantando "Gildo va a triunfar", la misma con que Larreta en CABA ofrece la calle al uso de cuanto zurdo de mierda reclama algo. La misma que Marcelo Saín, Perotti mediante, consolidó a los narcos en Rosario.

Así, cada tanto se luce una u otra policía de las tantas que nos cuidan. 

Cierto es que a los policías palos porque obran y palos porque no obran. Oficio ingrato si los hay en una sociedad histérica que vota indecentes y ezquizofrénicos. 

Y esta vez el lucimiento por el uso de nueva tecnología y su incipiente técnica fue de la Policía de la Ciudad, esa de uniformes horrible por lo colorinche. 




En el video los vimos a sus efectivos sentando y asentando la eficacia (todavía no eficiencia) del sillazo policial.

Sin duda este hit de moda policial traerá consecuencias. 

Lo revolucionario del instrumento torna obsoleta la discusión política, tan interesante y bien fundada, sobre la incorporación de las peligrosas taser.

Obvio que el sillazo respalda más la autoridad policial.

Tras la alentadora experiencia piloto los políticos ya estan trabajando en optimizar los resultados: 

1) Tanto a nivel nacional como local se crean cursos obligatorios para enseñar a la ciudadanía que hay que ceder al asiento ante requerimiento policial. 

2) Creación en las distintas jurisdicciones de los "ENTES AUTÁRQUICOS DE SILLAS Y SILLAZOS), con cargos de director, jefes de departamento, divisiones, seccciones y apoyo logístico para garantizar la compra y provisión del novedoso elemento.

3) Creación del necesario impuesto a las sillas, sillones, banquitos y banquetas, como así también de las tasas municipales por asiento policial.

4) Creación en la ANMAC del registro obligatorio de legítimos usuarios y portadores de sillas, sillones y banquitos.

5) Viaje de una comisión especial del Congreso de la Nación a países de Asia  para tomar conocimiento de milentarias técnicas de artes marciales adaptables a la instrucción del personal policial.

6) Creación de la FEFIS (Fuerza Especial Federal de Intervención Sillera).

y 7) Promover el reconocimiento de la sila como arma no letal por parte de los organismos de derechos humanos.

Pero, no todas estas medidas tienen consenso absoluto. De un lado José Luis Espert, tan Ruckauf, exige a la policía meter bala siempre perforando cualquier duda, total después van presos los canas ¿Y a quién carajo le importan los canas?

Por otro lado el diputado radical Juan Martín Musac, asesorado por el esclarecido Lipovetzky, propone la prohibición total de sillas, sillones y banquetas, especialmente las plegables, porque a más del uso policial podrían servir a la delincuencia.

Dejo para cerrar mi opinión: 

La silla demostró su efectividad en imágenes de indiscutible hermosura y patriotismo, ideal para repeler ataques comunistas me genera dudas su posibilidad de portación aunque compensa por hacer menos cansadora la parada del poli.

No sé, tal vez por anticuado prefiero la tonfa...



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha, 
un liberal que no habla de economía.

miércoles, 8 de febrero de 2023

BUROCRACIA: TRIBULACIONES DE UN CONDUCTOR VILOPINO EN VICENTE LÓPEZ



Cuenta la leyenda que un rey analfabeto, temeroso de ser engañado, dispuso que en su reino cada cuestión que por escrito fuera puesta a su consideración le fuera leída por tres funcionarios distintos que no debían tener contacto entre sí y que aquello, que pudo evitarse aprendiendo a leer, dio origen a la burocracia estatal devenida por lo reiterativo y absurdo de sus procederes en una suerte de religión estatal sometiendo a cada súbdito a dar prueba constante de sumisión al poder. Un poder ignorante exige postraciones, por si alguien no captó el sentido de la leyenda.

"La cultura del mongoplicado", decía mi suegro aludiendo a la "necesidad" de presentar copias de papeles para tramitar cualquier cosa por ventanillas de reparticiones oficiales.

Por supuesto, en un pasado no muy lejano, la explicación a esa manía por la copia, copia certificada, duplicado, triplicado y el largo etcétera de sellos y firmas, podía tener su explicación en la lentitud de las comunicaciones y lo complejo de obtener evidencia de lo obrado -evidencia que únicamente podía ser física- entre reparticiones estatales, las que siempre tienden a obrar como compartimentos estancos más que como partes armónicas de un mismo ente. En ese entonces, aunque a los jóvenes les cueste creerlo- no había otra forma de constatar un registro que yendo personalmente a un archivo, encontrar el expediente y buscar entre sus folios el documento en cuestión. Ah! Y para mayor espanto de los centennial's, enviar las constancias por correo, en papel, ensobradas y estampilladas, con la consiguiente demora de días, semanas o meses. Un espanto visto desde la inmediatez del presente. O mejor dicho: visto de desde la inmediatez que debería imperar en el presente.

En estos días he debido tramitar la renovación de mi registro de conducir. Y la primera observación que me merece un trámite de los más usuales que realiza el común de los argentinos, es sobre un requisito que francamente no entiendo: presentar fotocopia del DNI y del registro de conductor. ¿Qué sentido tiene que el Estado necesite copia en papel de dos documentos emitidos por él? ¿Cómo es que el Estado necesita que a más de exhibir mi DNI acompañe copia? ¿Para acreditar qué? ¿Ante quién? ¿Acaso hay otro Estado al que el Estado debe rendir cuentas de sus actos y validar sus documentos? Y lo mismo vale para el registro de conductor. No tiene sentido.

Voy a omitir en estas observaciones poner el foco sobre el costo total en dinero del trámite, para centralizar en la cuestión tiempo. El registro puede renovarse desde 30 días antes de su vencimiento hasta 90 días después, el pequeño detalle es que, como una más de las muchas consecuencias del golpe de Estado contra la Constitución Nacional que, con excusa de pandemia, el 19 de Marzo de 2020 perpetró el kirchnerismo, con la anuencia cómplice de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la oposición legislativa, se produjo a partir de entonces una parálisis de buena parte de la administración pública. 

Durante la pandemia, se prorrogaron pues los vencimientos de las licencias de conducir lo que derivó en una acumulación de renovación de licencias a futuro. Y previsiblemente aquí estamos, en ese futuro donde el número de personas que deben renovar sus licencias se ha incrementado en modo notable. Por lo que si el tránsito vehicular nos depara a veces con largos embotellamientos, hoy por hoy el embotellamiento inicia en las mismas oficinas del registro. 

Pero la afluencia de conductores excede la buena voluntad de los empleados, entonces viene el chiste. Cuando uno pide la renovación de la Licencia de Conducir procura siempre tenerla antes del vencimiento por razones de conveniencia y comodidad evidente. El sutil y encantador detalle es que uno pide turno para la renovación con varias semanas de antelación al vencimiento y el turno disponible es para un mes después del vencimiento. 

Ese problema podría subsanarse de modo simple prorrogando el vencimiento de las licencias vencidas hasta la fecha del turno concedido, algo fácil de acreditar, pero esa posibilidad no existe. 

Desde el momento en que la licencia expira y hasta no obtener la renovación, quien la tramita debe abstenerse de manejar, con los perjuicios consiguientes de los que nadie se hará cargo. 

Claro que las lumbreras en el Estado siempre encuentran formas novedosas de resolver los problemas. Los suyos, no los nuestros; se entiende. Por eso nos ofrecen una alternativa a estar un mes sin manejar: el turno express, para lo cual se otorgan diariamente una cantidad limitada de números de atención a las 07:30 hs.

Os contaré mi bella experiencia. Me desperté a las cinco de la mañana, caminé hacia Avenida Maipú, tomé el 59 hasta la municipalidad, caminé por Roque Saénz Peña hasta el registro y a eso de las seis menos veinte, escuchando Aspen me dispuse a esperar sentado junto a la puerta del registro leyendo el libro que ya me había atrapado: "Los tiempos de Mariano Necochea", de Gustavo Martínez Zuviría. A los cinco minutos llegó otro caballero a la fila, al rato tres damas, luego sin quitar los ojos del libro donde Lord Cochrane, pese a ser uno de esos personajes de la historia que más me desagrada, capturaba valientemente la Esmeralda frente al Callao. Una operación comando ejecutada con audacia y brilantez.  

Perdonen la disgresión pero es al sólo efecto de explicar lo apasionante de la lectura y la razón por la cual no me percaté del volumen de aspirantes a un número hasta la hora de apertura. Era el primero de la fila, tal como fanático buscando entradas para recital de Feeed!, y sólo cuando me puse en pie para ingresar -ya con el número 1 en mi diestra- noté que la concurrencia llegaba hasta la esquina y los que no madrugaron se volvían a casa.



Luego el trámite fue realmente rápido, por el módico precio de 2600 pesos extra para las arcas de la burocracia. Lo que en total redondea unos siete mil pesos de costo.

Finalmente, las tribulaciones de un vilopino en Vicente López dejan también otra observación a la burocracia estatal, el pago del CENAT (Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito) requiere unas 72 hs hábiles para acreditarse. Es decir que en tiempos de débito automático, se pierden al menos 72 hs para dar inicio al trámite. Y es curioso porque, los mismos que a más de exhibir el DNI y la Licencia de Conducir por ellos mismos expedida nos obligan a presentar fotocopias de ambos documentos, no aceptan la constancia en papel de haber pagado en el Banco Provincia el sellado exigido. 

Y por supuesto, ninguna luminaria del staff de funcionarios va a tomar nota de este artículo para simplificar el trámite ni evitarnos inconventientes a los administrados. Es parte del ritual de la religión estatal, donde la sacerdotisa del templo de la burocracia nos seguirá guiando para que demos devotas muestras de sumisión al poder. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
















LA SONRISA DE JAMES COBURN

LA SONRISA DE JAMES COBURN