Sigo analizando las propuestas en materia de Seguridad de distintos postulantes a la Presidencia de la Nación.
En el caso de Horacio Rodríguez Larreta, dado que buena parte de los equipos técnicos de Juntos por el Cambio trabajan sobre la idea de reformular el concepto de Seguridad Nacional -algo a lo que adhiero-, cabe hacer una advertencia previa.
En APUNTES SOBRE EL FORO “DESAFÍOS A LA SEGURIDAD NACIONAL”, publicado en este mismo blog, advertí ciertas contradicciones entre lo ensayado en los paneles del Foro y lo expresado al cierre por Pichetto. Es decir, advertí que no hay coincidencia entre la asesoría técnica y el mensaje político. Por lo cual cabe suponer que los políticos en campaña no comprenden lo que se les explica. Y en mi propia experiencia registro que es muy difícil hacerlos entender.
Partiendo de esa orientación general de los técnicos de Juntos por el Cambio hacia un nuevo entendimiento de la Seguridad Nacional, como un sistema que armonice funcionalmente los subsistemas de Defensa, Seguridad e Inteligencia, resulta preocupantemente llamativa la falta de criterio institucional en las declaraciones de Rodríguez Larreta y lo endeble, o directamente falaz, de sus fundamentos.
Empezando la evaluación de sus propuestas desde la política de Defensa, cobra relevancia la entrevista que le hiciera Alejandro Fantino el 22 de Mayo.
En esa oportunidad, Larreta descartó reforzar el armamento de las Fuerzas Armadas y sostuvo que en cambio "buscaría un perfil internacionalista, un perfil que tenga la visión geopolítica, yo no creo en la Defensa como una cosa aislada de la Argentina defendiéndonos de todo el resto, no. Hoy no tenemos hipótesis de conflicto. Acá lo importante es, mucho más geopolíticamente, como nos relacionamos con otros países con los que coincidimos para, por ejemplo, atacar el tema del narco, que es un tema ya continental, juntos, para ese tipos de cosas, hipótesis de terrorismo internacional que las tenés que hacer coordinados con otros países. Para mí, yo le daría mucha importancia en la Defensa al tema geopolítico internacional". Seguidamente añadió Larreta sobre las compras de armamento "si hay que comprar, comprás, pero no es el objeto del Ministerio, es mucho más un tema de relaciones geopolítica que de Defensa".
Lo primero que debe señalarse sobre esa declaración del precandidato presidencial es que reitera una falacia cuya afirmación irresponsable ha hecho mucho daño a la Nación Argentina, categóricamente dijo Larreta: "Hoy no tenemos hipótesis de conflicto".
Es absurdo decir que no se tienen hipótesis de conflicto cuando parte de nuestro territorio se encuentra usurpado por la fuerza militar británica. Nosotros tenemos un conflicto abierto, decir entonces que no se tienen hipótesis de conflicto es reconocer que no se analiza la posible evolución del conflicto ni se toman las prevenciones del caso. Para que quede claro: decir "no tenemos hipótesis de conflicto" significa "somos idiotas".
Luego, existe en territorio continental una base militar china con estatus de enclave, sobre la cual cabe trazar distintas hipótesis de conflicto; especialmente porque no hay que tener ninguna duda que en la eventualidad de los conflictos que puedan involucrar a China esa base pone a territorio argentino en la mira misilística de blanco posible en las hipótesis de conflicto de terceros países.
Y es que creer que la paz se garantiza con las buenas intenciones que demostraría aborrecer las hipótesis de conflicto, no impide desde luego que otros países sí tengan -como corresponde a la defensa de sus intereses y como deberíamos hacer nosotros- hipótesis de conflicto, la Inteligencia adecuada y los planes de contingencia.
Coincide entonces Larreta con la idílica, cómoda y falsa visión de la América del Sur como una región de paz garantizada de Alberto de la Fernández, ignorando también que esa supuesta paz puede dejar de existir de la noche a la mañana.
Alguno de sus asesores debería informar a Larreta que allá por el 2004, ante fallas en el suministro de gas, el Presidente de Chile Ricardo Lagos puso sobre su escritorio la opción militar contra la Argentina y le advirtió a Néstor Kirchner, cuyo Jefe de Gabinete era un tal Alberto Fernández, que "el día en que las casas no tuvieran gas, me vería obligado a declararle la guerra a su país, porque esa carencia provocaría una revolución aquí. Me daba cuenta de lo que significaba mi amenaza, pero no tenía otra herramienta para exigir que se cumpliera el contrato", según narró el chileno en su biografía.
Si negar la existencia y necesidad de hipótesis de conflicto es estúpido, suponer que abandonándose al internacionalismo se pone a salvo la integridad nacional y la defensa de nuestros intereses es doblemente estúpido. La cooperación internacional no garantiza nada a los países débiles, porque no puede olvidarse que más allá de una credibilidad que no tenemos, el respaldo último de la diplomacia es el poder militar.
Restringir la compra de armamentos al mínimo mantenimiento de lo presente es prorrogar la indefensión. Por supuesto no está el país en condiciones económicas de lanzarse a una carrera armamentista, pero sí tiene necesidad de potenciar su capacidad militar.
En esta cuestión tampoco parece entender Larreta lo que sucede en la guerra de Rusia contra Ucrania. La comunidad internacional no pudo impedir la invasión rusa, y parafraseando a Larreta en un primer momento Ucrania estuvo aislada defendiéndose del resto. Porque sin la capacidad militar de sus Fuerzas Armadas resistiendo la embestida rusa, que hizo trizas la pretensión de la victoria en una campaña rápida por parte de Vladimir Putin, la ayuda internacional no hubiera llegado nunca.
Cabe subrayar además una notoria contradicción en esa declaración de Larreta, lo que podría hacer suponer que recibió alguna asesoría técnica pero no la entendió. Categóricamente afirmó Larreta que no hay hipótesis de conflicto, pero seguidamente admitió "hipótesis de terrorismo internacional" que es una categoría de hipótesis de conflicto.
Antes de analizar lo que propone en materia de Seguridad Interior, es dable señalar como lo más significativo de estas propuestas de Rodríguez Larreta la incomprensión del sentido institucional en los instrumentos militares de la Nación. Claramente Larreta no trasmite tener una idea consolidada sobre el rol de las Fuerzas Armadas.
Tal vez por eso el 17 de Mayo, entrevistado por Viviana Canosa acertó una y pifió más de una cuando la periodista le preguntó sobre Rosario.
Acertó Rodríguez Larreta al diferenciarse de Patricia Bullrich y oponerse al envío de fuerzas del Ejército. Pifió al centrar su argumentación a que el Ejército no está preparado, pues debió decir que en materia de Seguridad Interior el empleo de los elementos de combate de las Fuerzas Armadas, contemplado en la Ley de Seguridad Interior, son un recurso de última instancia. Es decir con una misión militar antes que policial.
Y siguió pifiando Larreta al decir: "¿Sabés lo que hay que hacer para mandar la misma cantidad de hombres? Mandás el Ejército a la frontera, con eso liberás a la Gendarmería y mandás a la Gendarmería, que sí está preparada, a Rosario. En definitiva vas a tener la misma cantidad de hombres que propone (Bullrich) pero capacitados".
No explicó Larreta porqué misteriosa razón los militares que no estarían preparados para hacer de gendarmes en Rosario, sí estarían preparados para hacer de gendarmes en las fronteras. De ese modo pareciera estar menospreciando la importancia y especificidad de los gendarmes para el control de las fronteras, porque podrían ser reemplazados sin dificultades por quienes no tienen la formación ni la experiencia de los gendarmes. Porque ni un soldado ni un gendarme, hay que hacerle saber a Larreta, se pueden improvisar.
La ausencia de criterio institucional con la que Larreta propone abordar la Seguridad Interior, haría policías de los gendarmes, gendarmes de los militares y ¿por qué no? militares de los boy scout, semejante despropósito no puede más que empeorar la situación.
Es particularmente grave, en todos los órdenes de la Seguridad Nacional, el empecinamiento en negar las hipótesis de conflicto porque revela la imposibilidad de planificar anticipando los escenarios, es decir descubre una grosera falencia en materia de Inteligencia.
La propuesta de Rodríguez Larreta incluye medidas que no tienen ningún sentido más que el de generar un gasto inútil, tal como su intención de mudar el Ministerio de Seguridad de la Nación a Rosario que hizo pública a través de Twitter el 4 de Marzo de 2023.
No se necesita mudar esa estructura burocrática "para ver de cerca lo que pasa en Rosario", directamente ese no es un argumento de este siglo. Ni siquiera es un argumento, es fulbito para la tribuna que revela nuevamente la ausencia de criterio institucional. Para ver de cerca lo que pasa en Rosario basta con poner la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC) a hacer su trabajo dirigiendo y coordinando la reunión y análisis de información.
La peor propuesta de Horacio Rodríguez Larreta es también fulbito para la tribuna, tanto o más caro como mudar un ministerio y mucho más dañino.
Cito textualmente uno de los tuits hilados por Larreta el citado 4 de Marzo:
"Tomando a los mejores hombres y mujeres de las fuerzas federales vamos a crear un grupo de elite que lleve adelante las investigaciones y acciones necesarias para frenar el crimen organizado, una suerte de FBI argentino".
Tan poco criterio institucional tiene Larreta, que aspira a privar a las fuerzas federales de sus mejores elementos para agruparlos en una nueva fuerza de funcionamiento incierto. Con lo cual lo que existe funcionará peor y lo nuevo habrá que esperarlo. Y eso sin omitir que hablar de un "FBI argentino" es despreciar la trayectoria histórica y profesional de las instituciones propias.
Al respecto remito a mi artículo: CRÍTICA AL PROYECTO DE CREACIÓN DE LA AGENCIA FEDERAL ANTINARCOTRÁFICO (AFA) en que critico con profundidad ese proyecto legislativo que con su tuit reivindica Larreta.
CONCLUSIONES: La propuesta de Horacio Rodríguez Larreta adolece de criterio institucional. No interpreta que la Seguridad Interior consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional.
Finalmente, es baja la credibilidad del mismo candidato como posible aportante de soluciones a la Seguridad. Y es que aunque repita que no lo asusta el "quilombo" porque espera conflictividad para la gobernabilidad, lo cierto y por todos conocido es que no ha podido en su años como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires imponer el orden constitucional ante los constantes cortes de tránsito ocasionados por protestas de organizaciones sociales y políticas izquierdistas.
Y por si fuera poco esa fuente de hartazgo cotidiano, es imposible olvidar que es el mismo que permitió en Diciembre de 2017 que la Policía de la Ciudad fuera prácticamente lapidada en la Plaza del Congreso por las hordas de izquierda.
Ese hecho puntual es preocupante, porque las reformas que necesita el país para salirse del rumbo de decadencia establecido por el kirchnerismo, van a requerir -ineludiblemente- la voluntad de reprimir a viva voz y en forma contundente cualquier intento de resistencia antidemocrática y violenta.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.