miércoles, 18 de septiembre de 2024

LA PIZZA DE VICTORIA VILLARRUEL CONTRA LA INTOLERANCIA SETENTISTA


"Todo tiene que ver con todo"
Pancho Ibáñez




El mundo evoluciona permanentemente, pero algunas cosas fenecen y otras que deberían fenecer apenas si mutan. El sorprendente ataque contra los beepers de Hezbollah ha sido una operación tan espectacular como quirúrgica y novedosa. Siendo llamativa además porque convierte en mito la creencia de que las viejas tecnologías pueden eludir a las modernas. El localizador de personas fue toda una novedad de los 80's sobre los cableados 70's, que por supuesto fue quedando en desuso con el avance de la telefonía móvil y es prehistoria a partir de la globalización de la internet.

El fenómeno de las redes sociales, que para los más jóvenes es lo de siempre, puede hacernos perder de vista como eran realmente las cosas antes de la revolución de las comunicaciones, deformando el pasado y entorpeciendo el entendimiento de los sucesos como evolución. Y sin entender la historia, pues será muy difícil entender el pasado y mucho más aún proyectar el futuro.

Hoy ocurren cosas que a primera vista son ridículas, como el intento kirchnerista de cancelar a la pizzería "El Cuartito" porque atendieron amigablemente a la Vicepresidente Victoria Villarruel. 


Pero hasta esas muestras de intolerancia absurdas tienen un origen remoto que no conviene olvidar.

En la madrugada del 17 de Julio de 1998 las autodenominadas madres de Plaza de Mayo montaron una manifestación frente al domicilio de Jorge Rafael Videla repudiando el arresto domiciliario que le había sido concedido. 

En esa ocasión, Sergio Schoklender por entonces nuevo hijo de Hebe de Bonafini y abogado de esa organización de madres de terroristas expresó a Crónica TV lo siguiente:

"Yo creo que el paso siguiente, luego de repudiar esto y de hacer un acto en este lugar es también ir a la casa de cada uno de estos jueces, ir a los colegios donde estudian sus hijos, ir a las casas de sus familiares, y a cada uno señalarlos y recordarles que esos jueces son los que dictaron esta resolución que hoy permite que un criminal como Videla esté en libertad".

El delito de intimidación pública era evidente, porque el parricida Schoklender estaba incitando a la violencia colectiva contra los jueces de la Sala 1 de la Cámara Federal de San Martín. 

A través de un medio masivo de comunicación, un homicida en libertad condicional propuso que personas indeterminadas se dirijan a los domicilios particulares de los camaristas que fallaron contra sus deseos y les manifiesten repudio. Pero no conforme con ello, lo que de por sí era impropio de un abogado, pretendió que esas mismas personas acosen a los hijos de los magistrados en los colegios donde cursaban estudios, y los señalen por el sólo hecho de ser sus hijos y que igual actitud adopten con otros familiares de los jueces. Más aún, en su afán de exacerbar los ánimos no dudó en recurrir a la mentira que ponía en evidencia lo doloso de su proceder, ya que como abogado no podía desconocer las diferencias existentes entre el arresto domiciliario y la libertad, y afirmar -como lo hizo- que lo dispuesto por la Cámara había sido la libertad de Videla. 

Aquello no fue un hecho aislado, sino que sucedió en el marco de la metodología totalitaria, que dio en llamarse "escrache" implementada por colectivos de izquierda como el de hijos de terroristas. Esa intimidación publica quedó impune. Más allá de la potencial violencia física que podía generar, concretaba una violencia moral inaceptable en cualquier Estado republicano.

En todo tiempo y lugar la protesta tiene un límite, en una sociedad democrática el límite son los derechos de los demás y el respeto a las instituciones. 

Obsérvese que los escraches de madres e hijos de terroristas son la continuación política de la intimidación pública que las organizaciones guerrilleras, Montoneros y ERP principalmente, llevaron acabo en los años de plomo con atentados, secuestros, asesinatos y otras acciones criminales contra la sociedad argentina. Y en particular la secuela del asesinato, el 28 de Abril de 1974 (durante la Presidencia de Juan Perón) del Juez Jorge Quiroga, acción terrorista del ERP que tuvo el propósito de intimidar a los jueces para que se abstengan de juzgar actos del terrorismo castrista. Algunos jueces hasta se exiliaron.

Y tuvieron éxito los asesinos Raúl Argemí y Marino Amador Fernández, porque los jueces se encargaron de hacer saber que no se animarían ya a juzgar terroristas (Montoneros también los amenazaba) y esos dos homicidas fueron ridículamente indemnizados en la década del 90. 

Claro que el éxito de esos dos criminales que sobrevivieron en la cárcel fue la perdición de muchos otros, porque con los jueces temiendo venganzas fue que se descartó la vía tribunalicia en el combate contra el terrorismo.

Es un hecho que los militares no mataron a ninguno de los "jueces" que los encarcelan. Lo cual subraya la cobardía de esos funcionarios judiciales que pueden jugar a ser jueces justamente porque los militares ganaron la guerra. Es una gran contradicción argentina que la victoria sobre el terrorismo castrista haya generado una democracia corrupta donde el Poder Judicial devino Poder Prevaricador para que el país condene a sus defensores. 

Con la misma petulancia iluminada de la subversión vencida, hoy el kirchnerismo, que está en plan destituyente desde antes de las elecciones, y el resto de la izquierda fogonean la militancia de la intolerancia que vienen ejercitando desde el siglo pasado. 

Y aquí es donde cabe un llamado de atención, por aquellas cosas que siendo esencialmente ridículas no dejan de ser peligrosas. La de cancelar El Cuartito es la más cómica, pero también lo es el esfuerzo de la izquierda por aparatear la protesta inventando organizaciones como "jubilados insurgentes", o el de Página/12 promoviendo a la violenta pirómana lanzapiedras Daniela Calarco como ejemplo a seguir para la intimidación pública. 


Cuidado con dejar crecer esta clase de monstruitos con deficiencia moral y mental. Porque lo que no tiene la intención de hacer reír, puede parecer comedia al principio pero casi siempre termina en drama.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.





1 comentario:

  1. No está mal poner los puntos en las íes. Especialmente cuando algunos se escudan en el poder. Excelente ponencia. Cortito y al pie de la Libertad. VLLC

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