Cada vez que funcionarios de la casta política hablan en "inclusivo", recuerdo que Orwell termina su novela "1984" diciendo:
"se fijó una fecha tan lejana como el año 2050 para la adopción definitiva de la neolengua".
Lo escribió en 1949...
El objetivo de la neolengua imaginada por Orwell era podar el idioma, quitarle capacidad de expresión y limitar progresivamente el pensamiento hasta lograr que la gente, insectificada, obedezca en forma instintiva al gobierno totalitario.
Hoy está pasando.
Y para asumir que está pasando presten atención a estas dos perlas que Orwel escribió en "1984":
1º.- "El Ministerio de la Verdad -que en neolengua se le llamaba Miniver".
2º.- "¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente?".
No hay casualidad en la planificación del totalitarismo, ni empezó a ejecutarse ayer. Hace años el Ministerio de Seguridad de la Nación, al mejor estilo neolengua, usa la expresión "Minseg".
Los ejemplos de la implementación de la neolengua en la realidad abundan.
Entonces advierto que debemos proteger el idioma español y a la Constitución Nacional que al tiempo que ordena al gobierno federal sostener el culto Católico Apostólico Romano nos garantiza la libertad de cultos; pues cuando el progresismo sea implantado como religión oficial, no quedará ni rastro de la libertad de creer o no creer según mande la conciencia de cada quien.
Se equivocan estúpidamente los que creen que un presidente que dice "albañiles y albañilas" o una vice gobernadora diciendo "el equipo y la equipa", como tantos que propalan aberraciones idiomáticas, son sólo una moda de la que reírse: es parte del proyecto totalitario.
Lean a George Orwell: "Rebelión en la granja" y "1984" para entender lo que está pasando y saber defenderse.
Entiendan que la Libertad es el blanco de permanentes agresiones por parte del progresismo como avanzada del peor totalitarismo.
Y reaccionemos en consecuencia, para que el 2050 no nos encuentre siendo insectos.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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