Que el G-20 es un evento importante, está fuera de discusión.
Es un evento de interés global, probado y estandarizado, cuya seguridad implica riesgos pero hasta se podría hacer en Irak.
¿Sirve? Sí.
De arranque, aunque no solucione por sí ninguno de nuestros problemas de Seguridad, obliga a verse vulnerable y del despliegue internacional, con la consecuente exigencia de ajustarse a sus requisitos, se aprende.
Luego, todo pasa...
Lo triste es que Argentina, en el rol de anfitrión, parece una familia al borde de la quiebra y endeudada a más no poder que organiza la fiesta de 15 de la nena para conseguir otro préstamo y fantasea algún negocio.
"Todavía necesitaremos deuda en dólares en 2020", señaló Dujovne...
Comprendamos que Argentina es sede del G-20, sólo eso.
Hay que tener en claro que "la cuestión Argentina" no es prioridad en la agenda de ninguno de los demás países.
El desafío de la política y diplomacia del gobierno será transformar la mera cortesía hacia el anfitrión en logros concretos.
Y vaya uno a saber cuál de los dos Mauricio Macri estará al frente de ese proceso, no es lo mismo que sea el Candidato que diagnostica con precisión y comenta la solución aplicable, a que sea ese Presidente que vive tropezando entre prueba y error.
Ariel Corbat,La Pluma de la Derecha.
Partido Autonomista de la Provincia de Buenos Aires.
Zona Norte.
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