miércoles, 27 de abril de 2022

¡DISPAREN CONTRA MILEI!

Operaciones de acción psicológica: la analogía en la que nadie repara:

PRETENDEN DESACREDITAR A JAVIER MILEI EN ARGENTINA COMO LO HICIERON CON OSCAR PÉREZ EN VENEZUELA.


Cuando en Venezula se sublevaba el policía Oscar Pérez llamando a levantarse contra la dictadura chavista, e invocando el derecho constitucional a la desobediencia civil atacaba en helicóptero muchos opositores a Maduro le negaron apoyo. 

Lo que ocurrió fue que el régimen chavista supo explotar la cobardía de la oposición lanzando un rumor que sirviera de justificación a esa cobardia. 

Fue una rápida acción psicólogica pergeñada en La Habana para neutralizar a quien era una amenaza real. De ese modo pudieron perseguirlo con todos los recursos de un Estado totalitario sin que la "oposición" jugara otro rol que el de mantener a la población obediente.

Creyeron los dirigentes opositores, porque así quisieron creerlo, que Pérez era un montaje de la dictadura para identificar y luego reprimir a los que osaran levantarse. Y lo dejaron solo en su alzamiento contra el castrochavismo.

En este punto es importante comprender y subrayar como la lógica orwelliana de los gobiernos comunistas, la constante mentira, termina confundiendo a los tibios bienpensantes de la democracia que -atrapados en la corrección política- se tornan incapaces de diferenciar mentira de verdad. Así las mentiras, que para cualquier gobierno republicano que incurriera en ellas lo llevarían a su final, son por el contrario lo que permite conservar el poder a dictaduras comunistas.

Cercado y resistiendo hasta las últimas consecuencias, la heroica muerte de Oscar Pérez desmintió el rumor. Pero no sólo eso. Tan bien operó la satrapía las vacilaciones y temores de los "opositores" que además de matar a Pérez dejó a esa oposición en la evidencia de haber abrazado una mentira, con el consiguiente efecto de desánimo en  la parte de la población que esperaba señales para levantarse. 


Si algo aseguró la permanencia de Maduro, fue esa pusilánime cobardía de una seudo dirigiencia democrática, sin ninguna convicción para enfrentar al régimen con algo más que súplicas para que voluntariamente los cubanos les devuelvan la democracia a los venezolanos.

La acción psicológica, como la guerra, se sirve del engaño para explotar las debilidades de conjuntos humanos, sea un ejército enemigo, una ciudad sitiada o esclavos, y ello  desde mucho antes de Sun Tzu y la psicología. 

Tarde, cuando ya era irreparable, descubrieron los opositores que habían contribuido por sus vacilaciones a eliminar la única amenaza real a la continuidad de la dictadura, porque la democracia no se recupera de manos comunistas creyendo a los comunistas. 

Por ese entonces, los argentinos nos reíamos a diario de las estupideces que decía Nicolás Maduro, estupideces al mismo nivel de las que hoy dice Alberto de la Fernández, el títere de Cristina Fernández que hace las veces de presidente. 

No es casual ningun parecido entre la decadencia venezolana y la argentina.

Y tampoco es casual que ante la amenaza a la casta política que empieza a proyectar en las encuestas Javier Milei como candidato presidencial en 2023, el régimen kirchnerista pretenda instalar la sospecha / rumor / creencia que lejos de ser lo que Milei dice ser sea un aliado de Cristina Fernández.


Los asusta que el disruptivo discurso de Javier Milei, a favor de la Libertad contra los privilegios del régimen K y la casta política, ya supere la captación movilizante de la rebeldía juvenil. Aún con las obvias dudas sobre su temperamento y capacidad de liderazgo para llegar al 2023 con un armado político bien organizado, la alternativa Milei ya no es la pintoresca reacción de jóvenes estudiantes universitarios: está en todos los sectores, como el hartazgo mismo.

El libreto cubano aplica aquí, como hizo en Venezuela, por la cobardia de los que dicen querer cambiar sin nunca animarse a hacer lo necesario y de los puristas de lo ideal que no aceptando nada menos que la excelencia se condenan a vivir bajo el eterno gobierno de los peores.

El paralelo es evidente, tanto en el caso de Milei como del patriota venezolano Oscar Pérez, el gobierno de los mentirosos señala a su enemigo real para que presurosamente vaya la "oposición" a neutralizarlo. Y todo vale para desacreditarlo. La maniobra gubernamental es instalar cualquier sospecha para lograr la paradoja del llamado "Efecto Blumberg": que quienes viven mintiendo, a nivel de obscenidades como la morbosa falsedad de los 30.000 desaparecidos, obras que nunca hicieron y un interminable etcétera, puedan descalificar las verdades de otros por alguna nimiedad. 

Y es que llega un punto donde el mentiroso en beneficio propio dice la verdad sabiendo que no le van a creer, como hizo Maduro con Pérez, como hace Cristina Fernández con Milei.

Funcionó en Venezuela contra Oscar Pérez y podría funcionar en Argentina contra Javier Milei porque imperan las mentiras del régimen y los cobardes -que son muchos- creen suponiendo a todos de su misma condición que nadie se anima ni animará a disputarle el poder real a Cristina Fernnández.

Así, todo lo que Milei haga o diga será puesto bajo la lupa de la sospecha, hasta el llevar un chaleco antibalas como el que no llevaba Jair Bolsonaro cuando fue apuñalado. Y todo es todo, lo que sirva para socavarlo conforme al interés o prejuicio dominante de cada grupo en el que despierte atención.

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", años atrás cuando creíamos que el 2015 era la última oportunidad para recuperar la República y salvaguardar con ella a la Nación Argentina estábamos en lo cierto. Y esa oportunidad se desperdició  con el interregno macrista. Hoy día Argentina no tiene ninguna chance; hay que inventarla, y no la vamos a crear haciendo más de lo  mismo con el elencto de siempre. 

No tenemos nada que perder, por ahora la Patria y la Libertad son meros anhelos que obstinadamente unos cuantos nos negamos a descartar, entonces: ¿miedo de qué?

Es Milei.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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