Con motivo de cumplirse 25 años de la mala reforma constitucional de 1994 el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Decreto 520/2019, ha dispuesto festejos conmemorativos entre los días 14 y 24 de agosto del corriente año, cuyo simbolismo central será la entrega de una medalla alusiva que será entregada en reconocimiento a la labor desempeñada por los convencionales constituyentes en la ceremonia oficial que se organice a tal efecto.
En los considerandos del decreto, que dan cuenta de una descarada hipocresía, se miente sobre las razones que dieron lugar a la reforma al afirmar que: "en el año 1994 nuestra Nación decidió reformar su Constitución a fin de que estuviese a la altura de los desafíos que enfrentaban las nuevas generaciones", lo cual es absolutamente falso desde que no fue la Nación la que decidió la reforma sino el acuerdo espurio entre Carlos Ménem y Raúl Alfonsin que, conocido como "Pacto de Olivos", tenía vistas miserables; mucho más cortas que facilitar la vida a las nuevas generaciones.
Pero si esa hipocresía resulta irritante, hay que tomar un fuerte antiácido estomacal antes de leer esta joya del cinismo político:
Que desde entonces, la CONSTITUCIÓN NACIONAL reformada ha exhibido importantes avances en materia de garantía y protección de derechos, solidez institucional y convivencia democrática, implicando una tarea constante y requiriendo el compromiso sostenido de todos los habitantes para alcanzar los objetivos que esta nos plantea.Con ese relato ajeno a la realidad y a su propia voluntad, la casta política se celebra a sí misma sin ningún examen de conciencia (claro, no la tienen o la sobornan fácil) o autocrítica por incumplir en forma abierta y constante los mandatos constitucionales, incluyendo aquellos de su propia autoría.
Que esta ocasión se presenta como una oportunidad excepcional para promover los valores contenidos en nuestra Carta Magna y revitalizar los ideales que ella nos propone, reconociendo el protagonismo y la robustez que los principios constitucionales deben tener en toda sociedad democrática.
Que por esta razón surge la necesidad de organizar celebraciones y conmemoraciones en los días previos y en la fecha del 24 de agosto del corriente año, a través de actividades que deben ser organizadas y ejecutadas asegurando la participación protagónica de las diferentes comunidades educativas, las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en general. De este modo, se promueve que los principios constitucionales sean convertidos en letra viva, aumentando nuestra conciencia sobre la presencia constante que éstos tienen en la vida cotidiana de los argentinos.
Un simple repaso a la actualidad argentina da cuenta que no se cumple la Constitución Nacional desde su primer mandato en el Artículo 1º, ya que la representatividad está viciada por falta de legitimidad pues no hay vida interna en los partidos políticos, esos mismos partidos a los que en la reforma del 94 se les dio rango de "instituciones fundamentales del sistema democrático" (Art. 38). Ostensiblemente tampoco se cumple el Art. 2º que obliga al gobierno federal a sostener el culto Católico Apostólico y Romano, lo que haría inviable la promoción de la ideología de género en la cual es encuentra embarcada la casta política. Ni hablar de la igualdad como base del impuesto ni, consecuentemente, del respeto por la propiedad privada. Menos aún la irretroactividad de la ley penal, en violación de la cual se encuentran en condición de presos políticos los vencedores del terrorismo castrista. Sería largo, tedioso y frustrante hacer la enumeración completa de los incumplimientos constitucionales que sostiene la casta política. Y al fin de cuentas, sirven como emblema de esa insolvencia moral los más de 10 años de acefalía del Defensor del Pueblo de la Nación, órgano constitucional creado por los mal reformadores de 1994.
Esas medallas a la mala praxis con que la casta política se condecora a sí misma, serán desde antes de ser acuñadas una triste parodia de las medallas que engalanan verdaderos servicios a la Patria, no tendrán nada que ver con las que ostentan los veteranos de guerra y se parecerán más a una recreación sin gracia de aquella caricatura animada en la que el villano Pierre Nodoyuna premiaba las maldades del perro Patán.
Nunca tuvieron intención de mejorar la Constitución Nacional y mucho menos de cumplirla. Y un país que no cumple su Constitución no es un país serio. Somos esta triste realidad que no endulza ningún relato.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
La C. N. como así las Provinciales, fueron derogadas de facto en diciembre de 1983, a no asombrarse; solamente cuando tocan intereses de ellos y sus amigos, se aplica con todo el peso.
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