miércoles, 27 de abril de 2022

¡DISPAREN CONTRA MILEI!

Operaciones de acción psicológica: la analogía en la que nadie repara:

PRETENDEN DESACREDITAR A JAVIER MILEI EN ARGENTINA COMO LO HICIERON CON OSCAR PÉREZ EN VENEZUELA.


Cuando en Venezula se sublevaba el policía Oscar Pérez llamando a levantarse contra la dictadura chavista, e invocando el derecho constitucional a la desobediencia civil atacaba en helicóptero muchos opositores a Maduro le negaron apoyo. 

Lo que ocurrió fue que el régimen chavista supo explotar la cobardía de la oposición lanzando un rumor que sirviera de justificación a esa cobardia. 

Fue una rápida acción psicólogica pergeñada en La Habana para neutralizar a quien era una amenaza real. De ese modo pudieron perseguirlo con todos los recursos de un Estado totalitario sin que la "oposición" jugara otro rol que el de mantener a la población obediente.

Creyeron los dirigentes opositores, porque así quisieron creerlo, que Pérez era un montaje de la dictadura para identificar y luego reprimir a los que osaran levantarse. Y lo dejaron solo en su alzamiento contra el castrochavismo.

En este punto es importante comprender y subrayar como la lógica orwelliana de los gobiernos comunistas, la constante mentira, termina confundiendo a los tibios bienpensantes de la democracia que -atrapados en la corrección política- se tornan incapaces de diferenciar mentira de verdad. Así las mentiras, que para cualquier gobierno republicano que incurriera en ellas lo llevarían a su final, son por el contrario lo que permite conservar el poder a dictaduras comunistas.

Cercado y resistiendo hasta las últimas consecuencias, la heroica muerte de Oscar Pérez desmintió el rumor. Pero no sólo eso. Tan bien operó la satrapía las vacilaciones y temores de los "opositores" que además de matar a Pérez dejó a esa oposición en la evidencia de haber abrazado una mentira, con el consiguiente efecto de desánimo en  la parte de la población que esperaba señales para levantarse. 


Si algo aseguró la permanencia de Maduro, fue esa pusilánime cobardía de una seudo dirigiencia democrática, sin ninguna convicción para enfrentar al régimen con algo más que súplicas para que voluntariamente los cubanos les devuelvan la democracia a los venezolanos.

La acción psicológica, como la guerra, se sirve del engaño para explotar las debilidades de conjuntos humanos, sea un ejército enemigo, una ciudad sitiada o esclavos, y ello  desde mucho antes de Sun Tzu y la psicología. 

Tarde, cuando ya era irreparable, descubrieron los opositores que habían contribuido por sus vacilaciones a eliminar la única amenaza real a la continuidad de la dictadura, porque la democracia no se recupera de manos comunistas creyendo a los comunistas. 

Por ese entonces, los argentinos nos reíamos a diario de las estupideces que decía Nicolás Maduro, estupideces al mismo nivel de las que hoy dice Alberto de la Fernández, el títere de Cristina Fernández que hace las veces de presidente. 

No es casual ningun parecido entre la decadencia venezolana y la argentina.

Y tampoco es casual que ante la amenaza a la casta política que empieza a proyectar en las encuestas Javier Milei como candidato presidencial en 2023, el régimen kirchnerista pretenda instalar la sospecha / rumor / creencia que lejos de ser lo que Milei dice ser sea un aliado de Cristina Fernández.


Los asusta que el disruptivo discurso de Javier Milei, a favor de la Libertad contra los privilegios del régimen K y la casta política, ya supere la captación movilizante de la rebeldía juvenil. Aún con las obvias dudas sobre su temperamento y capacidad de liderazgo para llegar al 2023 con un armado político bien organizado, la alternativa Milei ya no es la pintoresca reacción de jóvenes estudiantes universitarios: está en todos los sectores, como el hartazgo mismo.

El libreto cubano aplica aquí, como hizo en Venezuela, por la cobardia de los que dicen querer cambiar sin nunca animarse a hacer lo necesario y de los puristas de lo ideal que no aceptando nada menos que la excelencia se condenan a vivir bajo el eterno gobierno de los peores.

El paralelo es evidente, tanto en el caso de Milei como del patriota venezolano Oscar Pérez, el gobierno de los mentirosos señala a su enemigo real para que presurosamente vaya la "oposición" a neutralizarlo. Y todo vale para desacreditarlo. La maniobra gubernamental es instalar cualquier sospecha para lograr la paradoja del llamado "Efecto Blumberg": que quienes viven mintiendo, a nivel de obscenidades como la morbosa falsedad de los 30.000 desaparecidos, obras que nunca hicieron y un interminable etcétera, puedan descalificar las verdades de otros por alguna nimiedad. 

Y es que llega un punto donde el mentiroso en beneficio propio dice la verdad sabiendo que no le van a creer, como hizo Maduro con Pérez, como hace Cristina Fernández con Milei.

Funcionó en Venezuela contra Oscar Pérez y podría funcionar en Argentina contra Javier Milei porque imperan las mentiras del régimen y los cobardes -que son muchos- creen suponiendo a todos de su misma condición que nadie se anima ni animará a disputarle el poder real a Cristina Fernnández.

Así, todo lo que Milei haga o diga será puesto bajo la lupa de la sospecha, hasta el llevar un chaleco antibalas como el que no llevaba Jair Bolsonaro cuando fue apuñalado. Y todo es todo, lo que sirva para socavarlo conforme al interés o prejuicio dominante de cada grupo en el que despierte atención.

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", años atrás cuando creíamos que el 2015 era la última oportunidad para recuperar la República y salvaguardar con ella a la Nación Argentina estábamos en lo cierto. Y esa oportunidad se desperdició  con el interregno macrista. Hoy día Argentina no tiene ninguna chance; hay que inventarla, y no la vamos a crear haciendo más de lo  mismo con el elencto de siempre. 

No tenemos nada que perder, por ahora la Patria y la Libertad son meros anhelos que obstinadamente unos cuantos nos negamos a descartar, entonces: ¿miedo de qué?

Es Milei.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

viernes, 22 de abril de 2022

DETRÁS DE LOS "MAPUCHES"





Reiteradas veces he advertido que el conflicto mapuche es ficticio, lo real es el uso del resentimiento araucano por parte del castrismo en una guerra de Inteligencia que tiene por objetivo socavar la soberanía de Argentina y Chile, porque los comunistas no quieren naciones democráticas ni personas libres.

Desde luego el tratamiento de la cuestión a uno y otro lado de la Cordillera es y debe ser distinto, porque los araucanos no califican como pueblo indígena argentino en los términos en que la Constitución Nacional, a través del Art. 75 Inc. 17, indica que corresponde al Congreso de la Nación: "Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos".

La pretensión etnonacionalista mapuche, que supone desconocer la soberanía de Chile y Argentina al reclamar el reconocimiento de un territorio binacional al que denominan "wallmapu", no soporta el rigor histórico, es una construcción caprichosa, un relato ficticio que parte de atribuir a los araucanos un status de nación independiente que nunca tuvieron (leer "CUANDO QUIEREN CAMBIAR BANDERAS POR TRAPOS").

Además, los araucanos no son, como supone la palabra "mapuche" brotes de la tierra surgidos de la araucanía, llegaron allí queriendo escapar del dominio Inca primero y del español después, de ahí la palabra "huinca" cuyo significado es nuevo inca. Y en ese constante escapar hacia el sur nunca se asentaron en un territorio, por ende no desarrollaron una cultura civilizada como muy bien supo explicarlo el historiador chileno Sergio Villalobos. 



El relato ficcionado de la existencia de un pueblo mapuche viviendo bajo una cosmovisión de completa armonía con la tierra es tan falso como suponer que el Az Mapu, conjunto de reglas que regian la vida de los auraucanos para mantenerlos en estado nómade y salvaje, fuera algo más que un esbozo de orden jurídico primitivo.

En esta Argentina decadente, indefensa, insegura, carente de servicios de Inteligencia y gobernada por un régimen kirchnerista que destruye tanto la República como compromete seriamente la soberanía nacional, el nivel alcanzado de daño institucional, degradación cultural y miseria intelectual permite que lo grotesco cobre identidad (leer "AMBICIONES MAPUCHES EN LA ARGENTINA GROTESCA"), sólo así se explica que se haya dejado crecer como un problema real algo que nunca lo fue y que está resuelto desde que la Nación Argentina puso fin a los malones.

Y así, de forma absurda, el problema inventado que dejaría de existir con un mínimo de racionalidad al gobierno del Estado Argentino sigue creciendo.

La existencia del "costo mapuche" como práctica extorsiva impuesta a la producción petrolera, la permante amenaza de usurpaciones con la complicidad del gobierno nacional arrancando concesiones a los gobiernos provinciales, la existencia de vecinos que en zonas rurales ante el desamparo del Estado organizan autodefensas, el constante y sistemático desprecio por la Constitución Nacional en la casta política, son factores de conflictividad que combinan de manera peligrosa con lo que signfica el gobierno del comunista Boric en Chile. 

En este contexto, el terrorismo etnonacionalista araucano, financiado por Venezuela y dirigido por Cuba, es un instrumento eficaz para explotar las contradicciones de dos países que no han sabido poner fin a la subversión cultural que los corroe ideológicamente y los debilita tanto moral como materialmente.

El esfuerzo por hacer que, socavando su cultura, Argentina y Chile vayan perdiendo su voluntad de ser y prevalecer, deja ver al elemento activo en el escenario y a la mano inmediata que lo dirige, pero en esta como en toda guerra de Inteligencia hay otros intereses que operan con mayor discreción y acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", con mayor eficiencia. Por caso, que el Financial Times proponga que el Reino Unidos levante el embargo militar contra Argentina y reduzca tropas en Malvinas, pareciera buena noticia, pero no lo es: certifica el nivel de insignificancia alcanzado por Argentina como país tan indefenso que no califica ni para amenaza potencial de los usurpadores.

Los argentinos debemos volver a ser argentinos antes de convertirnos en una gran toldería. El sentido del deber ser sigue ahí, señalado en la historia por la gloriosa Generación del 80 y su abanderado: Julio Argentino Roca.





Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.



miércoles, 20 de abril de 2022

¿QUÉ POLICÍA QUEREMOS LOS ARGENTINOS?

DEBATES QUE HAY QUE PLANTEAR.

Si no somos capaces de resolverlos seguiremos como vamos...





Sostengo que quien inicia una acción delictiva debe ser considerado responsable por todas las consecuencias de esa acción, incluida su propia muerte.

La condena a 25 años al policía rosarino que mató 2 delincuentes ratifica que se necesita modificar ley y asentar jurisprudencia.

En caso del policía Luciano Nocelli muestra que la balanza de la Justicia está inclinada para el lado de los delincuentes, y con la venda corrida.

Lo condenaron por perseguir y abatir a dos delincuentes que venían de robar, lo condenan por matar al que hirió a su compañero.

Lo que se pretende con fallos semejantes no es proteger a la ciudadanía de los abusos policiales, es proteger a la delincuencia privilegiando los derechos de los que se ponen fuera de la ley, desconociendo los de sus víctimas y de los funcionarios policiales que deben reprimir.

Sí, dije que el deber es "REPRIMIR". Represión, lejos de ser mala palabra, es lo que se espera del Estado frente a los delincuentes. Proveer a la defensa común y consolidar la paz interior asegurando los beneficios de la Libertad exige que se reprima al delito.

Fallos como el que comento pretenden policías inhumanos, perfectos, infalibles, poco menos que un Robocop despojado de defectos. Y lo único que logran es acentuar y extender la imperfección, que los policías duden, miren para otro lado y dejen la calle a la delincuencia.

No es razonable un Estado bipolar que por un lado combate el delito y por otro lo fomenta, facilita y garantiza. Hay en esto una cuestión cultural, de la que son parte la ley, la jurisprudencia, los saberes y creencias de la calle. Y la política. Rosario es un claro ejemplo.

Hace años vengo explicando que el principal problema de la Seguridad en Argentina es el incumplimiento deliberado de la Constitución Nacional. Porque la Seguridad Interior consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional, y ninguna otra cosa.

Y ese estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional es incompatible con la indiferencia que dejó crecer la corrupción y el narcotráfico, como también es incompatible -hay que decirlo- con la adoración del criminal comunista Ernesto Guevara que se practica en Rosario.

En el trabajo policial el cumplimiento del deber es una franja fronteriza entre ley y delincuencia, a menor zonas borrosas en ella más efectiva será la protección de los honestos. 

Necesitamos pues una política de Seguridad Interior que afirme la convicción sobre las dudas.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
Coordinador de Iniciativa L (Seguridad para la Libertad).

lunes, 18 de abril de 2022

LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL DE JAVIER MILEI




El perfil ideal de Presidente que necesita la Nación Argentina es Julio Argentino Roca.

Pero no hay nadie a la altura de Roca, porque tampoco hay algo como la Generación del 80. 

Con el país degradado en sus instituciones, cultura  e intelecto, no hay candidatos ideales.

En este contexto la política es más que nunca el arte de lo posible. Y el candidato posible para romper el esquema de poder de la casta política es Javier Milei.

Que quede claro: no es el candidato ideal.

Es un emergente de las circunstancias con pocas certezas y muchas incógnitas.

Ocurre que la mayor certeza del presente es que las opciones que ofrece la casta política garantizan la profundización de la miseria material y moral.

Por ende hay que patear el tablero porque el juego está demasiado viciado para corregirlo reordenando algunas fichas.

¿Me gusta todo lo que dice, propone y hace Miei?

No.

¿Tengo un candidato mejor?

No. 

Ciertamente considero con mayor mérito a Ricardo López Murphy, pero oportunidad y conveniencia hacen que ya lanzada la intención presidencial de Milei cerremos filas ordenando la centroderecha alrededor de esa candidatura.

Por supuesto nada en esto es o será fácil.

Veremos si demuestra Milei capacidad de liderazgo suficiente para institucionalizar la entusiasta excitación tribunera en una organización política.

¿Tendrá modestia para eludir la obsecuencia siendo el primero en apearse del pony?

¿Sabrá reunir equipos?

¿Querrá y podrá contribuir a la unidad del centro a la derecha, entendiendo que la generalidad de los votanes suyos, de Villarruel, de Espert, de Píparo y de López Murphy los perciben pare del mismo espacio y los quieren unidos?

¿Lo entenderán los 5?

Esas y otras incógnitas deberán resolverse, porque un batacazo electoral es posible pero hay que trabajar mucho para que ocurra.

Mientras tanto CFK quema su muñeco para presentarse, más bipolar que nunca, como la oposición a sí misma dejando a los cambiemitas pegados al títere.

La estrategia del caos busca que en la confusión de país absurdo la casta política pueda reconfigurarse. Es la apuesta de CFK, Massa, Macri, Larreta, etc.

Que en ese juego se infle la candidatura de Milei para captarla o hacerla caer por desarrollarse sin método, es un riesgo.

Por todo esto Milei candidato a Presidente es una ténue esperanza con más incógnitas que certezas.

Y a pesar de esa fragilidad, lo endeble y turbio del escenario político gastando tiempo en arruinar Patria y vidas hace que valga la pena afrontar el riesgo. 

No queda mucho más. 

Es Milei.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

sábado, 16 de abril de 2022

REPENSAR LA AUSTERIDAD*

 
"La austeridad es una de las grandes virtudes de un pueblo inteligente"
Solón



El elemental diccionario "Pequeño Larousse en color" define a la "AUSTERIDAD" como "calidad de austero, severidad. Mortificación de los sentidos y del espíritu". 

E inmediatamente luego refiere "AUSTERO, RA" como "adj. (del griego austéros, severo). Riguroso, rígido: la vida austera de un asceta. Severo con uno mismo y con los demás. (SINÓN, Rígido, rigorista, espartano, estoico, ascético, puritano). Sin ornamentos: arquitectura austera". 

Está claro que sólo masoquistas querrían austeridad si ello significase mortificar los sentidos y el espíritu, pero ante los padecimentos de la Argentina empobrecida de hoy cabe preguntarnos si será correcta esa definición de austeridad como "mortificación de los sentidos y el espíritu". Hace décadas que el país es gobernado con una falta de austeridad que en nada ha evitado la creciente mortificación de los sentidos y el espíritu. Por el contrario, año tras año los argentinos experimentamos nuevas formas de mortificación. Muchas de ellas consecuencia directa de la falta de austeridad, porque el país, al menos en nuestro tiempo, nunca ha sido en modo definido y consecuente ni rígido, ni rigorista, ni espartano, ni estoico, ni ascético, ni puritano. Si esas cualidades en la sinomimia determinasen el ser, diríamos que el país no ha sido.

Aquí no hay rigidez desde que la Constitución Nacional empezó a ser entendida como una mera referencia y no la ley suprema de la Nación. Consecuentemente tampoco hay rigor o severidad en la aplicación del Derecho. Cuando por golpes de Estado pusimos militares a gobernar fuimos cualquier cosa menos espartanos, por lo que a pesar de una guerra ganada y otra perdida nos alejamos de Esparta al punto que hoy, lisa y llanamente, estamos indefensos. Para descartar el estoicismo basta consignar que consiste en evidenciar autocontrol de modo que la virtud se imponga al vicio, entendido éste como cualquier manera de obrar inconsecuente y brutal. Parece chiste de argentinos, pero es descriptivo y no tiene remate. El ascetismo es un extremo místico que nunca siquiera hemos rozado y lo mismo puede afirmarse respecto del puritanismo. 

Si de lo afirmado en el párrafo anterior le surge alguna repase detenidamente los actos de la caterva delictiva que gobirna en lo que va del siglo. Vea en paralelo de qué modo ha ido evolucionando el aumento de la pobreza y el hambre en el mismo país que presumió de ser "el granero del mundo".

El punto es que podemos demostrar que no somos un país austero, pero no por escapar de la austeridad evitamos la mortificación de los sentidos y el espíritu, por lo cual es dable cuestionar la definición del diccionario.

Argentina como país degradado culturalmente y dañado en lo institucional al extremo de dar exhibir miseria intelectual hasta en el habla, es una realidad mortificante. La Argentina duele. Duele de un modo en que no podría doler si su historia contemporánea estuviera asociada a la austeridad. Lo cual demuestra que la austeridad no puede ser definida como la mortificación de los sentidos y el espíritu. Hay algo que está mal en esa definición.

Acaso -hermosa palabra la palabra "acaso"- debamos redefinir el concepto y entender a la austeridad como algo distinto de la mortificación y la penitencia, porque en rigor de verdad la austeridad previene el sufrimiento, no lo causa. Para la Real Academia Española la austeridad es la "mortificación de los sentidos y pasiones", dándole a la expresión "austero, ra", entre otros significados similares a lo antes mencionado, el siguiente: "Sobrio, morigerado, sin excesos. En esa época, llevaba una vida austera, sin lujos".

Imaginemos por un momento que durante el último medio siglo, como escuchando aquel llamado de Ortega y Gasset a los argentinos para dedicarnos a las cosas, se hubiera conducido la vida pública de modo sobrio, morigerado, sin excesos, sin lujos, sin gastar a cuenta de la riqueza futura... Sería otro país, seguramente menos frustrado por la ilusión de un potencial desmesurado, pero al mismo tiempo más cercano a ese potencial, prolijo en todos los órdenes, previsible en el buen sentido de ser confiable y, como consecuencia de ello, consciente de su propia identidad. Una República consolidada para el desarrollo de una Nación saludable. Y un país austero, salvo algún cataclismo, no tiene necesidad de prometer penitencia siguiendo reglas de conductas establecidas por otros al mendigar por su subsistencia. La austeridad evita esa mortificación preservando la dignidad y la autoestima, en las naciones y en las personas.

Por supuesto, cuando una persona o un país no sabe conducirse y se envicia de prodigalidad, la rehabilitación es un proceso traumático que se percibe como una penitencia mortificante para los sentidos y el espíritu. Y hasta aquí sólo hablo de austeridad independientemente de la decencia o la deshonestidad del pródigo. Porque al introducir el concepto "decencia" cabe un tajante distingo entre quien dilapida su patrimonio personal y quien dilapida patrimonio público. Sólo puede aceptarse un proceder negligente pero decente en el primer caso, nunca en el marco de una República. El despilfarro de lo público bajo la excusa del "Estado presente", inflado, excedido de atribuciones y carente de funcionalidad, es decididamente un proceder delictivo. Una estafa sobre la ilusión del realismo mágico.

La austeridad republicana, siendo un valor que surge por oposición al ornamento y fastuosidad que son propios de la monarquía, conlleva un sentido práctico y simple de la vida. Por ello nada resulta menos republicano y contrario a la austeridad que el extremo de lo faraónico con sus implicancias actuales de colectivismo esclavista. (Como he dicho muchas veces, por cuestiones mucho más cercanas en el tiempo: "La historia no se descuelga, se asume", por ende no se interprete ninguna palabra de este artículo como un juicio de valor negativo sobre las formas de organización social que, en la antigüedad, se dio la humanidad; sino en todo caso un elogio a  la evolución sucesiva que permitió alcanzar escalones de democracia republicana y liberal).

Lamentablemente, Argentina, que en su excepcionalidad logró ser una República bananera sin bananas, también encontró el modo extravagante de despilfarrar ahorro y crédito al estilo faraónico, pero sin pirámides ni ninguna otra obra que vaya a perdurar miles de años. Nuestras pirámides son obra no hecha y papeles de una deuda que ya nos espantaba en 1983, cuando quisimos suponer sería exclusivamente obra indecorosa de la vieja dictadura, pero que no menos indecorosamente hemos ido aumentando, gobierno tras gobierno, a lo largo del fallido experimento democrático iniciado entonces.

Y hoy estamos donde estamos. Tal cual y como estamos. Sería tan ocioso puntualizar aquí el diagnóstico, como vana la esperanza del sentido común imponiéndose por sí. La inercia negativa del país prefiere y seguirá prefiriendo, como cualquier drogadicto enamorado del veneno, percibir el dulzor imaginario del placebo a la amargura cierta pero sanadora del remedio. Máxime cuando el remedio, cosa que sabemos todos incluyendo a los irresponsables que juegan al distraído proponiendo alquimias mágicas, es la austeridad: la temida "mortificación de los sentidos y el espíritu"; que no es tal.


Ahora bien, un espasmo de austeridad que decante por espanto de la realidad y dure unos pocos años tampoco servirá de nada si no incorporamos la austeridad republicana a nuestra cultura en forma definitiva. La austeridad tiene que pasar a ser algo que forme parte de nuestro estilo de vida. No ya remedio, ni penitencia, sino convicción.

La imperiosa austeridad que se necesita debe hacer parecer hedonistas a los espartanos, pero tal vez el país haya perdido hasta la capacidad intelectual de advertir que en ese esfuerzo va la posibilidad de alejarnos del sufrimiento; porque, además, no se puede ser austero desde la idiotez. La austeridad exige inteligencia, en todas las acepciones de la palabra. No hay forma de ser austero sin proyectar una situación futura en términos ideales y arbitrar el mejor uso de los siempre escasos recursos para llegar a ella. La inteligencia, al igual que la austeridad, es más que un don una práctica virtuosa.

Ensayo pues una nueva definición.

AUSTERIDAD: Calidad de austero, criterioso. Cuidado de los sentidos y el espíritu. Valoración de lo esencial por sobre lo ornamental. Apego a la simpleza de la vida. Capacidad previsora para evitar complicaciones innecesarias. Moderación. Inteligencia. Camino de felicidad.

AUSTERIDAD REPUBLICANA: Decencia. Respeto por la calidad de vida y patrimonio de las futuras generaciones.

La austeridad no es ya una opción económica, es un imperativo moral. Nos va la vida en entenderlo.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


*Versión simplificada de la nota "ELOGIO Y NUEVA DEFINICIÓN DE LA AUSTERIDAD", publicada en La Pluma de la Derecha el 8 de Octubre de 2018,

domingo, 10 de abril de 2022

JULIO CÉSAR Y EL JUEGO DEL PAYASO MALO



Podría comenzar escribiendo "dice la leyenda", pero no sé si corresponde atribuir a lo legendario lo que creo haber leído en una revista de historietas y que, acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", haya surgido de la pluma de mi admirado Robin Wood.

Pero, ¡qué diablos! si fuera un guión de Robin Wood necesariamente es leyenda, así que:

Dice la leyenda que antes de entrar victorioso en Roma, Julio César incursionó de incógnito para confirmar si los romanos opinaban de él lo que afirmaban sus informantes. 

Se vistió entonces con prendas sencillas, pero para completar su cobertura y pasar desapercibido hizo que dos bellas y llamativas mujeres caminaran delante de él. Nadie reparó en la presencia de Julio César, ya que ellas concentraban todas las miradas, de modo que pudo ver y escuchar por sí lo que Roma sentía y pensaba. Sabía que aunque lo pareciera su triunfo no estaba asegurado, porque Roma siempre sería Roma. Y eso, a pesar de saberse dueño del poder militar y la ventaja política. 

Recuerdo ese suceso sin importar sea real o imaginado, porque a veces ocurre que algunos personajes creen haber cruzado el Rubicón y se sienten Julio César con la suerte echada y el triunfo asegurado. Nadie lo tiene, como el César siempre lo supo.

Cuando todo el mundo corre espantado, se puede correr o averiguar si la causa del espanto justifica correr. Cuando un político despierta euforia, se puede ser parte del show gozando el momento o preguntarse si esa euforia está justificada. 

Porque hay que tener cuidado con el juego del payaso malo, ese que guardando un alfiler capta la atención de los niños inflando un gran globo y se los obsequia con el único propósito de pincharles ruidosamente la ilusión. Sabemos que en este circo hay muchos payasos malos...

Julio César, un gran estratega, tenía muchas cosas en claro pero también debilidades humanas, por lo que en algún punto el poder logró volverlo imprudente, como le suele pasar a los que en el convencimiento de tener una estrella propia se dejan marear por la altura de su ego. Aquellas palabras finales dirigidas a Bruto, su asesino: "¿Tú también, hijo mío?", nos revelan una verdad de puño, o de puñal: el poder es una ilusión.

Dejo a quien lea poner el nombre que adrede omito, pero ese globo está creciendo tanto que el agasajado debería tomar la precaución de fijarse si quien lo está inflando es el aire de la República o una banda de payasos malos, o acaso, hermosa palabra la palabra "acaso" (me encanta repetir esa frase"), algún específico payaso malo que bien podría llamarse Bruto, por lo traidor.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

LA SONRISA DE JAMES COBURN

LA SONRISA DE JAMES COBURN

TERRORISMO: NOSOTROS Y EL MIEDO