sábado, 4 de septiembre de 2021

CHILE POR SU RAZÓN Y LA FUERZA, FRENTE A UNA ARGENTINA SIN PAZ NI ADMINISTRACIÓN.


...tenemos una casa tan, tan grande
y cada uno en su kiosco.
A ver si un día de estos la miramos
para ver si no es de otros.
A ver si un día de estos la miramos:
nos veremos a nosotros.

Juan Carlos Baglietto ("Pa' trabajar")


En la pradera del Serengueti, el predador ve a su presa indefensa
y sabe que es hora de saciar su apetito...

 
Vuelve a abrirse otro frente de conflicto por límites con Chile, y toda nuestra política exterior se reduce al parloteo de quien, por no poder defender lo suyo, debe mendigar la buena voluntad del extranjero.

Los chilenos, con esa vocación histórica por correr los límites, nos apuran sabiendo que desde Caputo y Alfonsín en adelante nuestras FFAA han llegado a ser casi una formalidad. La indefensión es otro logro de esta democracia fallida sin estadistas y saturada de chantas.

Hace poco el ex presidente chileno Ricardo Lagos dijo haber evaluado la opción militar frente a la Argentina por un tema del gas en los primeros años del régimen kirchnerista. Ahora el presidente Sebastián Piñera se planta de manera similar por una pretensión de límites. Y el contexto es preocupante: 

El proceso de reforma constitucional que atraviesa Chile pone en riesgo su identidad nacional, teniendo algunas propuestas reformadoras consecuencias que difícilmente acepten mansamente sus FFAA, de tal manera que la escalada del conflicto, incluso la guerra, podría ser un modo de corregir la desviación interna.

El instrumento militar fue intencionalmente dañado en Argentina porque Alfonsín y Caputo creyeron necesario que las FFAA dejaran de ser un factor de poder. Y no sólo un factor de poder político, que quedaran desprovistas de todo poder. Reducidas a su mínima expresión operativa.

El ataque del MTP a Tablada, con Alfonsín caminando en custodia de militares al observar los cuerpos de terroristas abatidos en combate, pudo ser un punto de reconsideración y recupero del instrumento militar. Pero ese gobierno ya estaba fracasado para cualquier corrección. Y Raúl Alfonsín, pese a recitar el Preámbulo de la Constitución Nacional en la campaña electoral, nunca entendió la parte de "proveer a la defensa común".

En 1990 los carapintadas, cuando la protesta cuartelera estaba agotada, en lugar de dejar el Ejército para llevar sus reclamos al plano de la lucha política, algo que quizás hubiera cambiado el curso de la historia, se lanzaron a una acción que no podía terminar bien. 

Si desde la política había sectores empecinados en debilitar a las FFAA, la sangre del 3 de Diciembre les vino de fábula para dejar en el olvido lo que había pasado en La Tablada. Menem interpretó bien la coyuntura internacional pero no tanto el rol que debían jugar las FFAA.

Y lo que vino después no es más que la caída libre de la Argentina en decadencia para tener FFAA que no pueden sostener 24 hs de combate intenso.

Así la historia, yo podría suponer que Alfonsín pretendió justicia enjuiciando tanto a jefes terroristas como militares. Tan así como creo que Menem intentó dejar el odio en el pasado con los indultos y sé que Kirchner recuperó el odio para el revanchismo que cortinara sus afanes corruptos, llevando el escarnio sistemático y profundo de las FFAA hasta la total indefensión argentina.

Que los chilenos tienen todo esto bien en claro lo deja traslucir la seguridad con que se plantó Lagos frente a Kirchner y ahora Piñera frente a Fernández. Y es que en Chile ningún presidente desconoce que las FFAA son el instrumento que da reverberancia a su voz diplomática. A ningún presidente chileno se le cruza por la cabeza alardear para la tribuna de no tenerle miedo a sus militares. Sencillamente porque dichos de esa naturaleza son tan absurdos como agraviantes.

Debe comprenderse que por mucho sentimiento que corra por nuestras venas los hechos son como son: un país con un Ejército incapaz de bancar un tuit que honraba a su muertos en combate y un gobierno que hizo bajar ese tuit, no tiene poderío para defender su soberanía más allá del discurso; y diría que ya ni siquiera eso.


También debe comprenderse que acá el problema no es Chile. Chile está sosteniendo sus intereses desde su tradición expansionista. El problema es que la Argentina no está defendiendo los suyos porque hace rato atenta contra sí misma. 

Hoy Argentina no tiene una clase dirigente comprometida con el ideal de ser en la faz de la tierra una gloriosa Nación, no hay una Generación del 80 ni nada que se le parezca, en consecuencia la política no genera un estadista como Julio Argentino Roca, capaz de ponerle freno a las ambiciones chilenas con pragmatismo y sin rebajar patriotismo a patrioterismo. 

Eran los hechos, el crecimiento y conducta de la Nación, desde la convicción patriótica de su dirigencia, la que dejaba en claro que no convenía meterse con nosotros. Paz y Administración para que, entre otras muchas y buenas cosas, Chile no nos pase por encima ni con su razón ni con su fuerza. 

Tan profunda es la decadencia por la que se precipita la Argentina, que la Presidencia de la Nación la ocupa un sujeto que no solamente no llega a la suela de los zapatos de Roca, sino que se atrevió a decir que quien reivindica a Roca es un pelotudo. Y en cierto modo tiene razón Alberto Fernández, porque nada reivindica tanto a Roca como ver a un pelotudo en la Casa Rosada.


Los chilenos entendieron insensato ir a la guerra con Argentina cuando nuestro Presidente era Julio Argentino Roca. También cuando el Presidente fue Videla. Sí, Videla, presidiendo un gobierno de facto. Pero ahora hay un completo inútil en la Casa Rosada haciendo las veces de presidente. 

Y en este contexto, el debate electoral en la Argentina no solamente muestra que la casta política no tiene ninguna intención de solucionar problemas reales, sino que además, pretendiendo que los temas son el garche, el goce y el entretenimiento de no vivir en Suiza, exhibe la soez involución intelectual argentina; consecuencia de una democracia fallida que, hay que decirlo: no se va a recomponer por sí misma.

Para peor de males, el kirchnerismo, un fraude en sí mismo, en lugar de buscar seriamente frenar las apetencias de Chile, cacarea y usa la cuestión para profundizar las miserias internas acusando al PRO de haberse expresado a favor del gobierno de Chile; lo cual es falso. Pero como los cambiemitas son cómplices de casta política y unos tibios pusilánimes, ni siquiera así salen de su zona de confort. Están muy cómodos los políticos argentinos con este estado de cosas.


Cuando un país no tiene políticas de Estado, sino que se agota en la politiquería facciosa, de show vulgar y coyuntural, con más referencia en el pasado que en el futuro, no tiene otro destino que desintegrarse. Argentina está transitando ese camino al desguace y como el resto del mundo no se detiene ni se apiada de la estupidez argenta, algunos países -con toda lógica- van por las oportunidades que desperdiciamos, los mercados que dejamos de atender y por nuestro territorio.  Quizá no sea mañana, ni pasado, porque las agonías pueden ser muy largas. Pero ya tambaleamos zombies y despedimos cierto tufo a carroña...

¿Cómo se evita ese final anunciado? A mí sólo se me ocurre una manera; y es lo que repito siempre aunque ya parezca un alienado: ser un país en serio, serio, que viviendo de acuerdo a como fue pensado se esfuerce en alcanzar y sostener el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional; para cumplir con el destino escrito en el Himno Nacional. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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