domingo, 12 de mayo de 2019

EL FALSEAMIENTO HISTÓRICO DEL KIRCHNERISMO A CAMBIEMOS


https://www.argentina.gob.ar/noticias/11-de-mayo-dia-del-himno-nacional-argentino

A partir de sostener la mentira de los 30.000 desaparecidos el kirchnerismo, en tanto proyecto totalitario de corrupción estructural, falseaba íntegramente la historia argentina con la finalidad de diluir la identidad nacional y reemplazarla por cualquier relato conveniente a su perpetuación en el poder.

Así, durante 12 años infames, Argentina dejó de ser explicada por su Constitución Nacional para serlo por "Rebelión en la granja" y "1984", las más famosas novelas del genial George Orwell. 

Sin ninguna sutileza se llegó a sostener, por ejemplo, que la batalla de Ayohúma tuvo lugar durante las invasiones inglesas... Y ese absurdo, publicado en una página oficial del gobierno, al sólo efecto de justificar un "carnaval afro" en el Museo Malvinas (ver nota: CARNAVAL KIRCHNERISTA DE IGNORANCIA Y RACISMO).



La reacción cívica en las elecciones presidenciales de 2015 exigía volver a la República, que es decir a la racionalidad de sanear las instituciones, recomponiendo la cultura que en su degradación llegó a evidenciar hasta merma intelectual en los argentinos. Desde el nombre de la coalición que recibió el apoyo de esa reacción: CAMBIEMOS, se esperaba una decidida batalla cultural para romper la inercia del régimen; como modo de asegurar que no vuelvan nunca más. 

Sin embargo, el gobierno del Presidente Macri se ha negado sistemáticamente a dar esa batalla y el totalitarismo ensombrece nuestro futuro. A tal punto CAMBIEMOS ha sido reacio al cambio, optando por la kontinuidad, que la mentira base del poder kirchnerista se preservó con un entusiasmo injustificable, difícil de entender y de explicar. Entonces vimos en la Provincia de Buenos Aires que con el voto de todos menos uno de los legisladores de CAMBIEMOS se hizo obligatoria la repetición de la mentira de los 30.000 desaparecidos. María Eugenia Vidal, pese a llenarse la boca prometiendo hablar con la verdad, hizo un indecoroso silencio y ni ella ni el Presidente dieron paso alguno para cumplir la promesa electoral de terminar con el curro de los Derechos Humanos. Convalidando el falseamiento histórico kirchenrista, el propio Presidente acude cada tanto al mal llamado Parque de la Memoria para arrojar flores al río, como lamentando la muerte de todos esos terroristas que, al servicio de Cuba, quisieron hacer de nuestro país otra dictadura castrista. 

Y no hay cabida dentro de CAMBIEMOS para decir la verdad del número de desaparecidos, los dos casos más notorios de funcionarios que se atrevieron a decirlo, Juan José Gómez Centurión ("No es lo mismo 8 mil verdades que 22 mil mentiras") y Darío Lopérfido (“El fanático cree que si yo no digo treinta mil soy un negacionista, es la mayor canallada que escuché”), dejaron tanto de ser funcionarios como de revistar en CAMBIEMOS. 

En casi cuatro años ha quedado claro que Macri, Vidal y demás jerarcas cambiemitas, lejos de cortar toda inercia kirchnerista han obrado en cuestiones de fondo para conservarla. Eso puede ser por un mezquino cálculo electoral, por imbecilidad progre o por mera desidia; sin descartar acaso (hermosa palabra la palabra acaso) una combinación de esas tras cosas, que es lo que yo creo. 

En cualquier caso, es prioritario comprender lo importante que es hoy para el futuro defender la verdad histórica de cualquier deformación intencional o no. Un país habitado por gente que desprecie la verdad, aceptando ligeramente se reemplace su historia por cualquier relato, nunca tendrá ciudadanos, porque con la misma liviandad aceptarán a las normas de su Constitución Nacional como meras sugerencias que gobiernos de turno, jueces y otros funcionarios políticos o de carrera, puedan interpretar o aplicar según les venga en gana o convenga. 

Si no se aprecia la verdad en la historia, no se podrá valorar el sentido del esfuerzo puesto por sucesivas generaciones en la construcción de la Nación Argentina, ni su origen, ni su destino. 

Desde esa convicción estoy escribiendo estas líneas con enojo y desagrado, porque considerando al Himno Nacional como el máximo símbolo de la argentinidad, duele la superficialidad con la que el gobierno nacional a través del Ejército Argentino cuenta mal la historia de su creación, al sostener que Vicente López lo escribió en 1812. 

El musicólogo Carlos Vega, en su libro "El Himno Nacional Argentino" (EUDEBA, 1962) dejó perfectamente documentado que el Oíd Mortales fue escrito por Vicente López en 1813, refutando allí las endebles argumentaciones de Mariano Bosch quien supuso a 1812 como el año de creación del Himno con una lectura equivocada y confusa de la documentación existente.

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Lamentable que el gobierno difunda esa falsedad histórica desde la página oficial del Ejército Argentino, en un artículo que no cita fuentes ni registra firma y que parece surgido de Wikipedia donde se incurre en el mismo error. Lamentable, digo y enfatizo, porque lo que en Wikipedia es simplemente un error, repetido en una página oficial dependiente del gobierno nacional es, por lo menos, desidia. 

Por todo lo expuesto, desafío a un debate sobre el origen del Himno a quien sea que haya autorizado la publicación de esa falacia.


Ariel Corbat*, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 


*J. Santiago Tamagnone (h), abogado (UBA), coautor junto a la Dra María Inés Calvo de "TEORÍA ROMÁNTICA DEL DERECHO ARGENTINO (El Himno Nacional como expresión de la Norma Hipotética Fundamental), Ediciones Nuevos Tiempos, 1998.



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