"Atacá mis cuarteles, matá a mis soldados, tratá de imponerme una dictadura comunista, respetaremos tu derecho a luchar por el totalitarismo para que vuelvas a intentarlo".
Consigna estúpida, ¿no?
Sin embargo rige en Argentina, donde juzgamos y condenamos a los defensores de la República.
El 18 de Noviembre de 1863, Domingo Faustino Sarmiento, Gobernador de San Juan, escribía una memorable carta al Presidente Bartolomé Mitre, en la cual reflexionaba con crudeza respecto al ajusticiamiento del Ángel Vicente "El Chacho" Peñaloza:
"No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses. Los ejércitos harán paz, pero la tranquilidad no se restablecería, porque a nadie se le puede inspirar confianza de que no principie la guerra cuando le plazca al Chacho invadir las provincias vecinas. Es su profesión, ejercida impunemente treinta años, hallando siempre en la razón de Estado o en el interés de los partidos medios de burlarse de leyes y constituciones y aceptándolo como uno de los rasgos de la vida argentina y de nuestro modo de ser. Sea, pero seamos lógicos: cortarle la cabeza cuando se le da alcance, es otro rasgo argentino. El derecho no rige sino con los que lo respetan, los demás están fuera de la ley; y no tiene el idioma en vano estas locuciones".
Aquello estaba enmarcado dentro de la afirmación del Estado Nacional, contra la cual se había alzado Peñaloza; pero no es el punto ahora detenerse en el hecho histórico concreto, sino en el concepto por el cual Sarmiento justifica matar y que cierta clase de enemigos no pueden reclamar justicia.
La lógica sarmientina es implacable respecto a que quienes buscan por la fuerza destruir el sistema no pueden esperar que el sistema los proteja, ya que, lisa y llanamente, a esos enemigos de la República, por principio de exclusión voluntaria de consecuencia obligatoria, no los protegen las leyes de la República.
No solamente es ridículo que un terrorista totalitario se ampare en el mismo orden jurídico que intenta destruir, es ridículo que ese orden agredido le permita hacerlo. No es cierto que dejaremos de ser democráticos, humanos, respetuosos de las libertades, por eliminar sin contemplaciones a quienes sanguinariamente representan todo lo contrario de nuestros valores. El único cuidado que se debe tener es no convertirse en el enemigo, esto es no llevar la brutalidad de respuesta al punto de olvidar que luchamos por conservar nuestra identidad y libertad.
"Seamos lógicos", dice Sarmiento. Y es lo que no hemos sido en las últimas décadas, razón por la cual somos un país estúpido que facilita el accionar de los que quieren destruirlo. Tanto así que hemos vulnerado nuestra propia Constitución Nacional, haciendo tabla rasa del principio de irretroactividad de la ley penal y la garantías del debido proceso, con la única e infame finalidad de perseguir y condenar a quienes evitaron se nos imponga por las armas una eterna dictadura comunista.
No hay otro caso en el mundo de país tan imbécil que, con aceitada persistencia, ponga y acumule recursos del lado de los atacantes para defenestrar a sus defensores.
La mentira de los 30.000 desaparecidos, hecha ley a instancias del FPV en la Provincia de Buenos Aires bajo la gobernación de Vidal y los votos de CAMBIEMOS, demuestra la perversidad del asunto. Los mismos que repiten la elaborada falacia, omiten recordar que el ERP, conducido por Roberto Santucho estimaba tener que realizar un genocidio de un millón de argentinos para imponer el socialismo. Del mismo modo, callan el enamoramiento por la muerte que experimentaban los miembros de Montoneros bajo la alucinada jefatura de Mario Firmenich. Frente a esas dos organizaciones dirigidas desde Cuba, y al módico costo de unos 6.000 bajas terroristas entre muertos y desaparecidos, se impusieron los militares argentinos impidiendo un verdadero genocidio y garantizando nuestro tradicional estilo de vida.
En agradecimiento los condenamos a envejecer y morir privados de su libertad. Y somos tan agradecidos, que aunque hayan combatido luego en otra guerra defendiendo la dignidad nacional, sin importar las medallas merecidas en Malvinas, también los mandamos presos porque matar terroristas es algo que hiere la susceptibilidad de la izquierda y el progresismo. "Terrorismo de Estado" llaman al terrible crimen de defender la Patria del ataque de grupos terroristas organizados, dirigidos, entrenados y financiados desde un Estado totalitario, que sigue siendo dictadura desde antes de entonces y con pretensión de eternidad.
Y nosotros, los argentinos gobernados por los mismos partidos políticos que en su momento fueron a golpear las puertas de los cuarteles, conservamos relaciones diplomáticas con esa dictadura comunista, que al día de hoy sigue interfiriendo en asuntos internos de nuestro país con iguales fines de antaño. Los que se enervan de odio y espanto por el Proceso de Reorganización Nacional para con asco en los labios llamarle "dictadura", siguen hablando melosamente de la "revolución cubana"; pues bien, aquel gobierno militar ciertamente no fue democrático, fue un gobierno autoritario, desde luego, pero no una dictadura totalitaria. Se asumió transitorio y para reestablecer el orden constitucional. Y si todas las dictaduras son malas, cabe distinguir que las que se perciben eternas son las peores. Cuba y Venezuela, por ejemplo.
Como no hemos adoptado la lógica de Sarmiento para justificar y ejercer nuestro derecho, como Nación republicana, a eliminar sin miramientos a los enemigos que buscan privarnos de nuestra identidad y libertades, esos enemigos vuelven a intentarlo una y otra vez.
En 1989 se presentaron como "Movimiento Todos por la Patria" (MTP) e incluyendo guerrilleros de distintas nacionalidades atacaron el Regimiento de La Tablada. Y somos tan agradecidos de nuestros defensores que a los que participaron de esta nueva defensa tampoco los íbamos a perdonar, así es como el Teniente Coronel Emilio Nani, habiendo combatido en Malvinas y en Tablada, quedó privado de su libertad. Literalmente defender a la Patria le costó un ojo de la cara, pero somos tan agradecidos que si pudiéramos le arrancaríamos el otro... no sea cosa que nos ataquen de nuevo y el muy cabrón siga peleando. ¡Así de agradecidos somos los hijos de puta que habitamos este país!
Y de tan agradecidos que somos, ahora mismo estamos juzgando a defensores de La Tablada por el terrible crimen de haber vencido, otra vez.
La vida de los terroristas comunistas tiene en la Argentina el valor de lo sagrado, pero las de nuestros propios defensores no valen ni el recuerdo. Continuando con la desmemoria colectiva y el adoctrinamiento en la falsedad histórica del régimen kirchnerista, el Presidente Macri arroja flores al río, como lamentando no vivir (o haber muerto) bajo la dictadura eterna de los que prometían usar la Cordillera de los Andes como paredón de fusilamiento.
El kirchnerismo no respeta la Constitución. El macrismo tampoco. Por eso sigue la farsa de los derechos humanos sumando presos políticos (o prisioneros de guerra, según se los quiera catalogar). Lo único que cambiamos fue un proyecto totalitario por otro progresista, que a la larga es exactamente la misma bosta. Perdonen la expresión, pero invocar a Sarmiento obliga a llamar a las cosas por su nombre.
El estilo de vida que propone la Constitución Nacional no es una gracia que se concede y asegura por estar escrita en el papel, al igual que la Libertad es frágil y se pierde tan pronto como se deja de luchar por ella. Y esa lucha, frente al enemigo totalitario que recurre al terror, justifica plenamente la doctrina Sarmiento:
Sea, pero seamos lógicos: cortarle la cabeza cuando se le da alcance, es otro rasgo argentino. El derecho no rige sino con los que lo respetan, los demás están fuera de la ley; y no tiene el idioma en vano estas locuciones.
¡Patria y Libertad!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
En los hechos gobierna el terrorismo y los que le son funcionales y eso es porque ganaron hasta ahora la batalla cultural y politica. La sociedad siempre está a tiempo de reaccionar. Es cuestión de liderar y militar el cambio para poner al derecho lo que se ha torcido.
ResponderEliminarNinguna Duda....."Santucho"(ERP) lo dijo: "hay que tomar el Poder Político" (cosa que lograron) y después "Imponer la Doctrina" aunque haya que fusilar a 2.000.000 de Argentinos !!!!!!...."La Doctrina" la escribió ALBERDI en 1856 (C.N.A.) y luego "retomar el Poder Político"; a como ¡SEA!!!!!!!
ResponderEliminarexcelente
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