viernes, 5 de octubre de 2018

TRAIDORES DE SANGRE




Fruto tardío del adoctrinamiento kirchnerista, el patético colectivo denominado "Historias Desobedientes. Hjas, hijos y familiares de genocidas" amontona resentidos de familia militar que repiten, contra su propia sangre, cada eslogan mentiroso del negociado de los derechos humanos montado a partir del falseamiento de la historia. 

Captados por el proceso de desmemoria colectiva iniciado el 25 de Mayo de 2003, dicen: "Son 30.000 motivos los que tenemos y están presentes. Ahora y siempre"; o sea: unas 24.000 mentiras, ahora y siempre. 

Repiten: "#Son30mil" y queda claro que mienten sabiendo que mienten.  

Falsean la historia, repitiendo el relato corrupto del régimen K y dicen: "nuestros padres, o nuestra madre, o tal vez nuestros abuelos o nuestro propio hermano o nuestro tío o padrino tan querido fueron parte de los delitos más aberrantes que haya conocido la humanidad", pero no son chinos, ni rusos, ni alemanes, ni camboyanos... 




Son nacidos en Argentina y los mas despreciables afirmacionistas de la mentira, traidores de sangre que acusan a sus familiares, vencedores del terrorismo castrista, de genocidas, omitiendo que el genocidio era el que planeaba Santucho matando a un millón de argentinos para imponernos el "socialismo".

Jorge Rafael Videla, con su memorable discurso sobre los desparecidos como una incógnita sin entidad, no califica para dictador sanguinario. No sólo porque no dan los números para figurar en el ranking arriba citado, sino que aquí no hubo genocidio. Lo que tuvimos fue una guerra revolucionaria en contexto de guerra fría. Al bajo costo de unas 6.000 muertes de terroristas y afines, más alguno que otro inocente como daño colateral, la contrainsurgencia impidió caiga el país bajo la eterna oscuridad de otra dictadura comunista. Y hoy los defensores del Estado Argentino son presos políticos, presos de la hipocresía cobarde de los argentinos. Presos de jueces que pueden jugar a serlo, porque esos mismos militares ganaron la guerra que les permite hacer de jueces.

Es bastante claro ver de qué lado está la verdad cuando los que niegan que los militares sean presos políticos insisten con la vieja sanata de los 30.000 y suman la nueva sanata de la desaparición de Santiago Maldonado, pero no dicen una sola palabra sobre la existencia y crímenes de las organizaciones terroristas.

Son tan resentidos, que proyectaron su propia mierda al amenazar meterse con los hijos de los gendarmes: 
"Nos preguntamos al interior del colectivo por los gendarmes. Interpretamos el pacto de silencio, la complicidad, el crimen y la pregunta fue inevitable: ¿Tienen hijos estos gendarmes? Pensamos en escribir una carta a esos hijos o hijas –algunos tal vez no habrían nacido aún - que portarán en su historia familiar la vergüenza del crimen y la cobardía del silencio. Pensamos en decirles que se cuiden del mandato de silencio, de los secretos al interior de la familia, que eso duele y hace mal. Pensamos mejor en escribir a los gendarmes directamente, en pedirles que hablen, que cuenten lo que saben, que digan la verdad. Pero la falta de respuesta de nuestros propios padres nos desalentó en la tarea". 
Demostrando con ello que no son en rigor de verdad un colectivo político: más bien son un pabellón psiquiátrico, que a sus problemas con el pasado suman los delirios presentes embanderándose de verde abortista y deformando el idioma con pretensiones inclusivas... 

Tan patético es el colectivo de corderos kirchneristas, presuntuosamente denominado "Historias Desobedientes", que no resiste que le digan lo que es: un grupo de resentidos sociales y fruto tardío del adoctrinamiento kirchnerista que, cada tanto, exhibe Página/Bolche a modo de botín de guerra. 




Esta nota no era tal sino apenas un hilo de Twitter, un comentario en las redes que obtuvo por respuesta el bloqueo, demostración de lo indefendible de sus falaces argumentos y bajos procederes.  



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


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