lunes, 2 de octubre de 2023

EL PRIMER DEBATE PRESIDENCIAL: BAJO EL SIGNO DE VICTORIA VILLARRUEL



Estamos en medio de una campaña electoral donde se juega a ser almas sensibles que se ofenden por cualquier cosa que se dice. Y para peor parece que hay varias fábricas de derrapes verbales funcionando las 24 hs del día y las 24 hs de la noche, como se atribuía haber dicho hace muchos años un político que los memoriosos sabrán recordar.

La mayor parte de las polémicas que se generan por alguna pavada dicha en estas circunstancias no me interesan más allá de escribir algún tuit, como para pasar el rato si estoy medio aburrido. 

Y un poco por aburrimiento, otro poco por curiosidad y quizá también con alguna que otra ilusión me encontré frente al televisor viendo el primero de los debates entre los candidatos a Presidente de la Nación Argentina.

No se espera mucho de estos debates. Siempre son un show que sólo excepcionalmente modifica la intención de voto, sin embargo el espectáculo fue entretenido. Faltó intensidad y profundidad en los ataques, pero no fue un bodrio; se dejó ver y seguramente el próximo tendrá una audiencia todavía mayor.

Comparto aquí, reordenadas, algunas impresiones que fui volcando en X mientras el debate tenía lugar. 

.- Bregman muy cómoda, porque obviamente no se juega nada. 

.- Schiaretti se entregó a Bullrich.

.- Massa es de amianto nacido en la Isla de Pascua...

.- Bullrich muy incómoda, tensa.

.- Milei contenido.

.- El debate tuvo gusto a poco. 

.- El debate lo ganó Villarruel.

Desde el principio quedó claro que Victoria Villarruel, quien a todas luces fue la vencedora del debate entre los candidatos a Vicepresidente, podía serlo también del debate entre los candidatos presidenciales por una simple y poderosa razón: haber impuesto agenda. 

En tal sentido mi primer aplauso fue para Patricia Bullrich, quien consecuente con su Carta de Compromiso con las Fuerzas Armadas, bregó por el reconocimiento a las víctimas del terrorismo castrista. La volví a aplaudir cuando la ubicó luego a la apátrida Myriam Bregman que intentó fustigarla. Obviamente el punto más alto de Bullrich se da cuando se refiere al Caso Maldonado reivindicando el accionar de la Gendarmería Nacional. Porque está claro que supo plantarse entonces en defensa de la institución, cosa que la mayoría de los políticos no hubieran hecho. Y además las pericias sobre el ahogado dejaron en ridículo a todo el relato zurdo kirchnerista.

Mi primera puteada fue para Juan Schiaretti, que sintiéndose forzado a reconocer a las víctimas del terrorismo aludió, a modo de compensación, a la "dictadura genocida". Una falacia absoluta porque la dictadura militar fue muchas cosas pero no genocida, de hecho fue esa dictadura la que impidió el genocidio de un millón de argentinos a los que Roberto Santucho, jefe local del ERP, calculaba tener que matar para imponer el socialismo. Los militares impidieron el genocidio, mal que les pese a mentirosos como Schiaretti. Volvió a mentir Schiaretti cuando afirmó que los militares fueron juzgados con todas las garantías. Eso es completamente falso. Los militares son juzgados y condenados en juicios de revancha en los que no se respetan sus derechos constitucionales empezando por la irretroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia.

Esas farsas de juicios son el prevaricato más escandaloso de la historia argentina. Una nulidad absoluta que la política en complicidad con el Poder Judicial devenido prevaricador prefiere ignorar.

Aplaudí también a Javier Milei cuando dijo dos verdades comprobadas e irrefutables: los desaparecidos no son 30.000 y acá hubo guerra.

Recuerdo muy claramente que cuando Juan José Gómez Centurión dijo durante la presidencia de Mauricio Macri que en esa cifra había 22.000 mentiras, toda la progresía se escandalizó. Hoy a la ciudadania no la engañan las sensibilidades de la corrección política, hay claramente un despertar a la evidencia empírica en la consideración de la sociedad. Un despertar que es fatal para relatos como el kirchnerista basados en mentiras que pretendieron pasar por verdades dogmáticas.

En los cruces entre los candidatos no hubo muchos misiles que dieran en el blanco. El misil más certero se lo puso Milei a Bullrich preguntando sobre las leliqs, algo que ella no supo responder. El segundo impacto exitoso, onda Carballo en Malvinas ("¡Dio perfecto usted, señor!") fue la respuesta de Milei a Bregman sobre el patriarcado. Donde además le devolvió el rótulo de "gatito mimoso" que le había tirado la apátrida al decir que ella nunca estuvo en una empresa ni entiende como funcionan.

Para entonces ya quedaba claro que por primera vez en la historia de los debates presidenciales iba a ganar ese debate la candidata a vicepresidente que ganó el debate entre los candidatos a vicepresidentes. Es interesante observar como impuso hablar de lo que era tabú poco tiempo atrás. Obviamente hay un cambio social en proceso.

El actual presidente de facto, ministro de economía y candidato presidencial Sergio Massa tiene la cara de amianto y eso lo beneficia en este tipo de shows. Desde la puesta en escena y el planteo llevado al debate, Massa fue para representar el sórdido papel del tipo abusador que va a perder el poder entonces pide perdón, mendiga continuidad y promete que será mejor, o sea que no será el mismo. Y todo eso con una cara de piedra inconmovible.

La sacó barata, aunque su credibilidad sea nula. Faltaron ganas de hacerle daño y dejarlo en ridículo por parte de los otros candidatos, y especialmente en los dos que tienen que ir a cortarle la cabeza que son Milei y Bullrich. 

Sin duda, lo más flojo de Milei en el debate fue su respuesta a Massa sobre el Papa. Porque hay sobrados elementos para cuestionar fuertemente el posicionamiento político del Papa, cuestión al margen de la fe religiosa. No respondió bien esa pregunta, como sí respondió correctamente cuando Bullrich le preguntó sobre Barrionuevo. En esa contestación No negó que Barrinuevo fuera casta y además demostró que ya esta pensando como un presidente que debe negociar para impulsar los cambios que propone, por lo que su explicación del apoyo que necesita para la reforma laboral fue pragamatismo puro. Teorema de Baglini en el mejor de sus sentidos.

Al respecto, es muy interesante que Milei le haya preguntado a Schiaretti si contará con su apoyo cuando La Libertad Avanza sea gobierno. Al hacer esa pregunta, lo mismo que al responder sobre Barrionuevo, Milei demuestra estar proyectándose como presidente. En cambio Schiaretti eligió preguntarle a Bullrich en la hipótesis que ella sea presidente. De manera elocuente Schiaretti, un candidato testimonial, se entregó a Bullrich pero sin resignar arreglos con otros; está para negociar.


Proyectando el resultado de las PASO a través de la encuesta (con más de un millón de personas respondiendo) del debate entre candidatos a presidente, que mostró ganador a Javier Milei con el 47%, y teniendo en cuenta que esa misma encuesta en el debate entre vicepresidenciables dio ganadora a Villarruel con el 50%, la fórmula de La Libertad Avanza se impondría muy cómodamente en las elecciones. Es decir que Javier Milei sería presidente en primera vuelta. 

Gran acierto de Milei haber elegido a Villarruel como compañera de fórmula.

Por supuesto, falta mucho. Veremos como sigue desarrollándose la campaña y desmejorando la economía. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.



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