EN BRAZOS DE LA MAREA
Esa tormenta sacudiendo los sentidos
y esta plácidez del momento después,
en la calma que sucede a los tormentos,
el alma libre y el reloj desentendido.
Tan sólo los latidos, sin pensamientos,
de un sentimiento sin ningún interés,
tendido otra vez en el mar de los olvidos.
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