miércoles, 8 de febrero de 2023

BUROCRACIA: TRIBULACIONES DE UN CONDUCTOR VILOPINO EN VICENTE LÓPEZ



Cuenta la leyenda que un rey analfabeto, temeroso de ser engañado, dispuso que en su reino cada cuestión que por escrito fuera puesta a su consideración le fuera leída por tres funcionarios distintos que no debían tener contacto entre sí y que aquello, que pudo evitarse aprendiendo a leer, dio origen a la burocracia estatal devenida por lo reiterativo y absurdo de sus procederes en una suerte de religión estatal sometiendo a cada súbdito a dar prueba constante de sumisión al poder. Un poder ignorante exige postraciones, por si alguien no captó el sentido de la leyenda.

"La cultura del mongoplicado", decía mi suegro aludiendo a la "necesidad" de presentar copias de papeles para tramitar cualquier cosa por ventanillas de reparticiones oficiales.

Por supuesto, en un pasado no muy lejano, la explicación a esa manía por la copia, copia certificada, duplicado, triplicado y el largo etcétera de sellos y firmas, podía tener su explicación en la lentitud de las comunicaciones y lo complejo de obtener evidencia de lo obrado -evidencia que únicamente podía ser física- entre reparticiones estatales, las que siempre tienden a obrar como compartimentos estancos más que como partes armónicas de un mismo ente. En ese entonces, aunque a los jóvenes les cueste creerlo- no había otra forma de constatar un registro que yendo personalmente a un archivo, encontrar el expediente y buscar entre sus folios el documento en cuestión. Ah! Y para mayor espanto de los centennial's, enviar las constancias por correo, en papel, ensobradas y estampilladas, con la consiguiente demora de días, semanas o meses. Un espanto visto desde la inmediatez del presente. O mejor dicho: visto de desde la inmediatez que debería imperar en el presente.

En estos días he debido tramitar la renovación de mi registro de conducir. Y la primera observación que me merece un trámite de los más usuales que realiza el común de los argentinos, es sobre un requisito que francamente no entiendo: presentar fotocopia del DNI y del registro de conductor. ¿Qué sentido tiene que el Estado necesite copia en papel de dos documentos emitidos por él? ¿Cómo es que el Estado necesita que a más de exhibir mi DNI acompañe copia? ¿Para acreditar qué? ¿Ante quién? ¿Acaso hay otro Estado al que el Estado debe rendir cuentas de sus actos y validar sus documentos? Y lo mismo vale para el registro de conductor. No tiene sentido.

Voy a omitir en estas observaciones poner el foco sobre el costo total en dinero del trámite, para centralizar en la cuestión tiempo. El registro puede renovarse desde 30 días antes de su vencimiento hasta 90 días después, el pequeño detalle es que, como una más de las muchas consecuencias del golpe de Estado contra la Constitución Nacional que, con excusa de pandemia, el 19 de Marzo de 2020 perpetró el kirchnerismo, con la anuencia cómplice de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la oposición legislativa, se produjo a partir de entonces una parálisis de buena parte de la administración pública. 

Durante la pandemia, se prorrogaron pues los vencimientos de las licencias de conducir lo que derivó en una acumulación de renovación de licencias a futuro. Y previsiblemente aquí estamos, en ese futuro donde el número de personas que deben renovar sus licencias se ha incrementado en modo notable. Por lo que si el tránsito vehicular nos depara a veces con largos embotellamientos, hoy por hoy el embotellamiento inicia en las mismas oficinas del registro. 

Pero la afluencia de conductores excede la buena voluntad de los empleados, entonces viene el chiste. Cuando uno pide la renovación de la Licencia de Conducir procura siempre tenerla antes del vencimiento por razones de conveniencia y comodidad evidente. El sutil y encantador detalle es que uno pide turno para la renovación con varias semanas de antelación al vencimiento y el turno disponible es para un mes después del vencimiento. 

Ese problema podría subsanarse de modo simple prorrogando el vencimiento de las licencias vencidas hasta la fecha del turno concedido, algo fácil de acreditar, pero esa posibilidad no existe. 

Desde el momento en que la licencia expira y hasta no obtener la renovación, quien la tramita debe abstenerse de manejar, con los perjuicios consiguientes de los que nadie se hará cargo. 

Claro que las lumbreras en el Estado siempre encuentran formas novedosas de resolver los problemas. Los suyos, no los nuestros; se entiende. Por eso nos ofrecen una alternativa a estar un mes sin manejar: el turno express, para lo cual se otorgan diariamente una cantidad limitada de números de atención a las 07:30 hs.

Os contaré mi bella experiencia. Me desperté a las cinco de la mañana, caminé hacia Avenida Maipú, tomé el 59 hasta la municipalidad, caminé por Roque Saénz Peña hasta el registro y a eso de las seis menos veinte, escuchando Aspen me dispuse a esperar sentado junto a la puerta del registro leyendo el libro que ya me había atrapado: "Los tiempos de Mariano Necochea", de Gustavo Martínez Zuviría. A los cinco minutos llegó otro caballero a la fila, al rato tres damas, luego sin quitar los ojos del libro donde Lord Cochrane, pese a ser uno de esos personajes de la historia que más me desagrada, capturaba valientemente la Esmeralda frente al Callao. Una operación comando ejecutada con audacia y brilantez.  

Perdonen la disgresión pero es al sólo efecto de explicar lo apasionante de la lectura y la razón por la cual no me percaté del volumen de aspirantes a un número hasta la hora de apertura. Era el primero de la fila, tal como fanático buscando entradas para recital de Feeed!, y sólo cuando me puse en pie para ingresar -ya con el número 1 en mi diestra- noté que la concurrencia llegaba hasta la esquina y los que no madrugaron se volvían a casa.



Luego el trámite fue realmente rápido, por el módico precio de 2600 pesos extra para las arcas de la burocracia. Lo que en total redondea unos siete mil pesos de costo.

Finalmente, las tribulaciones de un vilopino en Vicente López dejan también otra observación a la burocracia estatal, el pago del CENAT (Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito) requiere unas 72 hs hábiles para acreditarse. Es decir que en tiempos de débito automático, se pierden al menos 72 hs para dar inicio al trámite. Y es curioso porque, los mismos que a más de exhibir el DNI y la Licencia de Conducir por ellos mismos expedida nos obligan a presentar fotocopias de ambos documentos, no aceptan la constancia en papel de haber pagado en el Banco Provincia el sellado exigido. 

Y por supuesto, ninguna luminaria del staff de funcionarios va a tomar nota de este artículo para simplificar el trámite ni evitarnos inconventientes a los administrados. Es parte del ritual de la religión estatal, donde la sacerdotisa del templo de la burocracia nos seguirá guiando para que demos devotas muestras de sumisión al poder. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
















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