Si algo caracteriza a la izquierda es la elegancia, el buen gusto y la racionalidad de forma y fondo al hacer política. Basta contemplar sus manifestaciones para apreciar la elevación intelectual que, de manera constante, proponen a la sociedad.
Por supuesto, algunos argentinos, primitivos, casi cavernícolas, atados al rigor de lo que, se supone, es el orden establecido en la supremacía de la Constitución Nacional y esas concepciones clásicas sobre la ética y la estética, tenemos serias limitaciones para entender las bondades del modelo social izquierdista.
Afortunadamente para nosotros, la izquierda siempre está dispuesta a iluminarnos, molotov mediante, al mostrarnos su práctica superadora de los oscuros tiempos del Medievo; cuando todo aquel que no comulgaba era expuesto a las llamas en la hoguera inquisidora.
Desde luego, es menester comprender que ellos buscan abrirnos la cabeza, literalmente. Lo que si bien podemos percibir como algo violento, siendo una finalidad altruista y por nuestro bien, no debemos más que agradecerles en cada intento; hasta que lo logren.
Siendo que todo izquierdista lleva en el corazón la justa redención de los oprimidos, su violencia es la de las víctimas. Por definición, entonces, tiene otra altura moral y todas sus acciones están siempre justificadas en la necesidad de cambiar nuestro entendimiento, que se engaña juzgando verdad o mentira conforme a parámetros capitalistas.
Al fin de cuentas, buscan liberarnos (y en especial a nuestros hijos), de la confusión mental en que nos mantienen esquemas rígidos de pensamiento que, por puro prejuicio, dado lo limitados y brutos que somos, llamamos sentido común, con esa manía de querer llamar a las cosas por su nombre conforme a perimidas cateogorías.
Quiere la izquierda que seamos algo que no somos, diciéndonos que es algo que no es. Porque más allá del humor para reflejar el disparate en el que vivimos: el esfuerzo de los comunistas para convencernos de la inexistencia del comunismo, es directamente proporcional al empeño de los progres en hacer cosas de comunistas.
Así padecemos un Estado estúpido que con un gobierno pusilánime alimenta el odio activo de los enemigos del estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional, financiando a esa izquierda teñida de verde aborto que atenta contra la convivencia, la libertad de credo, el buen gusto y la propiedad pública y privada. A CAMBIEMOS no sólo le falta coraje para dar la batalla cultural, tampoco tiene la elemental decencia de no financiar con dineros públicos el activismo comunista.
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| Independicemos al Estado de la izquierda.Argentino y comunista son antónimos. |
¡Es la Cultura, imbéciles!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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