lunes, 11 de septiembre de 2023

VEREMOS. TODO ESTÁ EN VEREMOS.





En Juntos por el Cambio la expectativa de ganar las elecciones es muy baja, inversamente proporcional a la expectativa creciente de ruptura que, en el mejor de los casos ocurriría luego de las elecciones.

En Unión por la Patria cada ataque de JxC contra Milei los ilusiona con la fractura y colectar el voto progre.

Tanto temor a Milei insuflan los cambiemitas que llevan a sus votantes a contemplar como útil el voto a Massa. 

Es que la afinidad de larretistas, radicales y socialistas con el kirchnerismo es de fondo, aunque difiera en las formas; y no la compensa un Melconián.

Los asustaba Grabois, no Massa.

El kirchnerismo no tiene vergüenza de mostrarse como el tren fantasma, con todos sus esperpentos a bordo, porque su apuesta es el síndrome de Estocolmo convenciendo a los cautivos de ser el malo conocido que se prefiere al bueno por conocer y así ganar un hipotético ballotage.

Saben en el entorno de Massa que deben polarizar con Milei, pero -y esto es lo importante- sin polemizar propuestas económicas; ya que la horrible gestión, con pobreza, inflación, etc. deja al kirchnerismo expuesto al ridículo.

La Libertad Avanza quedó bien posicionada en las PASO para disputar la Presidencia, pero lejos está de poder asegurar la victoria.

Hoy, si ya no son tres, hay dos con chances.

El juego de Milei es también la fractura de JxC y la polarización contra Massa.

En este contexto tender puentes de moderación para que se reagrupen y encolumnen tras su candidatura los cambiemitas antikirchneristas, implica no atacar a Bullrich. Mostrar a los "halcones" que su objetivo es sanear la República y terminar con el kirchnerismo.

Ocurre que las contradicciones dentro de la alianza kirchnerista están en un punto de máxima tensión, sino por ideología (que también) por intereses. Intereses espurios principalmente. Por lo cual la derrota no será fractura en UxP sino fragmentación.

El espanto económico impulsa el voto a Milei tanto como lo contiene por el temor a la convulsión que puedan activar contra su gobernabilidad los sectores más radicalizados tras las fracturas cambiemita y kirchnerista.

De ahí la necesidad de ciertos guiños. Aunque puedan parecer concesiones a la casta.

A los tiempos del país convendría la definición presidencial en primera vuelta y no prolongar la incertidumbre con sus daños. Milei es el único con esa chance. 

Que lo logre dependerá de mostrar todo el tiempo hasta las elecciones el autocontrol de un estadista y su lucimiento en el debate. 

Por primera vez en la historia de los debates entre candidatos presidenciales este podría ser decisivo. Ello así porque el alto porcentaje de votantes que no acudieron a las urnas no necesariamente van a seguir la tendencia de los que acudieron a la gran encuesta que fueron las PASO. Ese voto es una incógnita de difícil resolución, que puede esperar hasta último momento para decidir su participación y sentido.

Veremos. Todo está en veremos.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


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