Gorostiaga, Leiva, Gutierrez, Ferré y los demás Constituyentes de 1853 eran hombres dotados de conocimiento y sentido común, sabían que la Constitución Nacional no significaría el fin de los problemas, en consecuencia previeron días difíciles y las peores circunstancias.
De haber creído que dictar el texto constitucional garantizaba la panacea de una interminable sucesión de días felices, no hubieran previsto situaciones tales como la guerra, el ataque exterior, la conmoción interior o el juicio político, etc.
Por eso previeron opciones duras. Obligaciones ciudadanas como la de armarse, o dar facultades al PEN para dictar el estado de sitio, demuestran la previsión de las peores dificultades.
Es decir, que pensaron una Constitución cuyas reglas aplican bajo cualquier circunstancia por imprevista que parezca.
Dejaron un muy surtido conjunto de herramientas para hacer frente a cualquier dificultad sin salir de los márgenes constitucionales.
Por eso es un absurdo, que revela la miseria intelectual de la Argentina presente, que se crea que una pandemia modifica el orden jurídico.
Ninguna pandemia, incluso una que tuviera una alta mortalidad y no el muy bajo porcentaje del Covid, deja de ser más que una mera situación sanitaria.
Repito y enfatizo: aunque fuera el caso de apilarse cadáveres en las calles.
Que a partir del golpe de Estado K del 19 de Marzo de 2020 el gobierno haya pretendido legitimar su abuso de autoridad con la excusa de la pandemia, y que ello haya sido tolerado por la CSJN y la "oposición" parlamentaria, ofende la memoria y razón de los constituyentes.
Luego está la imbecilidad de quienes creen que la Constitución Nacional es mala porque no se cumple y entonces pregonan que hay que cambiarla.
¿Cambiar la sabiduría de los constituyentes fundadores por otro rejunte de mamarrachos como en 1994?
No. Ni ahí.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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