miércoles, 4 de agosto de 2021

¿Y DÓNDE ESTÁ EL FUTURO? ¡CONSTITUCIÓN O MUERTE!





José Ortega y Gasset se daría la cabeza contra la pared viendo, tanto tiempo después, que los argentinos, con vocación macabra, no discuten "las cosas" y se pierden en discutir palabras.

Vemos en acción el mismo esquema de siempre: el kirchnerismo se victimiza mientras destruye el país y la "oposición" se empantana por corrección política poniendose a la defensiva en vez de irle a la yugular para no parecer antidemocrática.

Esa "oposición" no capta que el problema no son las libertades que se tomó Alberto de la Fernández, sino las libertades negadas a los argentinos por el kirchnerismo con complicidad cambiemita.

El 19MAR20 el gobierno K, pretextando pandemia, dio un golpe de Estado contra la Constitución Nacional. Y los cambiemitas en lugar de denunciar el golpe se sometieron llamando "comandante" a De la Fernández (Mario Negri).

Si Alberto de la Fernández es un títere mentiroso, descaradamente mentiroso, el resto de la casta política sirve a la permanencia de la mentira y el descrédito de la Nación que lleva a los jóvenes a emigrar. No hay un aspecto de la vida argentina que no este cruzado por la mentira.


Asumamos que esto no se arregla votando. El sistema representativo está demasiado subvertido y viciado para ofrecer por sí alguna solución. Por lo que el proceso electoral en curso es una distracción gatopardista.

Argentina necesita una Revolución Republicana que parta de ponerle al régimen K un final a la rumana.

Mientras tanto esta democracia fallida es un mero abuso de la estadística que pone en duda la continuidad de la Nación Argentina.

Con el daño institucional, degradación cultural y miseria intelectual que exhibe el país no será la mayoría embrutecida la que pueda recuperarlo. 

Aquí el embrutecimiento es tal que no se llega a tomar conciencia de lo que significa que empresas, como Toyota, tengan dificultades para contratar personal porque los postulantes tienen dificultades para comprender textos.


Y es que aquí el embrutecimiento es tal que, por ejemplo, el Ministerio de la Seguridad de la Nación tiene funcionarios, como Eduardo Villalba y Gabriel Fuks, cuya capacidad de comprensión de texto no les permite ni interpretar un tuit.

Ante semejante alud de miseria intelectual, lograda mediante el orwelliano proceso de desmemoria y adoctrinamiento colectivo iniciado en 2003, es preciso unir la dispersión republicana y encontrar el curso de acción para derrocar al régimen títere, golpista, corrupto, criminal y comunista de traidores a la Patria enquistados en el poder.

Algo que deberíamos aprender después de 106.000 muertos atribuidos al Covid es que nunca, jamás, se debe tolerar que gobierno alguno imponga su capricho como solución. Si no está dentro de la Constitución Nacional no es ninguna solución. Es infeKtadura. O totalitarismo liso y llano. Y si el gobierno nos puso a todos fuera del marco de la Constitución Nacional, todo recurso es válido para volver a ella, por la razón o la fuerza.

Hoy Argentina está privada de futuro porque cayó en la trampa de obsesionarse con el pasado y empantanarse en él, bajo un régimen que sigue las novelas de George Orwell, Rebelión en la granja y 1984, como si fueran un manual para la construcción del poder totalitario.

La evidencia de esa negación del futuro queda clara si se piensa en el rol de los servicios de Inteligencia y lo que está ocurriendo en Argentina. 

Los servicios de Inteligencia contribuyen al desarrollo estratégico de sus países previendo posibles escenarios futuros. Salvo la AFI que se dedica a revisar el pasado inmediato, el pasado cercano y el pasado lejano, porque la Agencia Federal de Inteligencia bajo intervención castrista es otro instrumento para el curro de los DDHH.

Las proyecciones de mayor plazo al futuro de servicios de Inteligencia son hipótesis sobre qué escenario mundial enfrentarán sus países a 30/50 años. Así países serios definen estrategias apuntando a ocupar un rol en ese mundo. 

Argentina... vaya a saber uno si existe para entonces.

Este empantanamiento suicida en el pasado, sólo pudo darse erosionando la vigencia de la Constitución Nacional. Ocurre que entre todas las funciones que cumple la Constitución Nacional hay una que es esencial para mantener la mirada en el futuro: cierra discusiones.

Se socava la Constitución discutiendo cuestiones preconstitucionales con la pasión destructiva de una absurda pretensión refundacional. Así infinidad de cuestiones se discuten a diario como si no existiera la Constitución de la Nación Argentina. Apañadas, esas discusiones, por jueces que se han constituido en Poder Prevaricador, al anteponer en sus fallos la voluntad política por sobre las normas constitucionales.

Nos hundimos en este desorden de confusión decadente y tenemos el salvavidas al alcance de la mano desde 1853. Como dijo y demostró el Presidente Julio Argentino Roca: "El secreto de nuestra prosperidad consiste en la conservación de la paz y el acatamiento absoluto a la Constitución".

Hay días en los que escribir estas cosas, tan obvias, tan básicas, me da ganas de llorar.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.




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