viernes, 12 de marzo de 2021

ALBERTO DE LA FERNÁNDEZ, EL ESTILISTA DE LA BOLUDEZ




Al prorrogar (mediante el Decreto 167/2021) el Decreto N° 260/20 hasta el día 31 de diciembre de 2021, Alberto de la Fernández, demostrando una vez más su especial atención a lo que se le asemeja, que es decir lo inútil, dispuso la sustitución del inciso 7 del artículo 2º del decreto de referencia.

Así, donde decía: 
"Contratar a ex funcionarios o personal jubilado o retirado, exceptúandolos temporariamente del régimen de incompatibilidades vigentes para la administración pública nacional".
Ahora dice: 
"Contratar a exfuncionarios o exfuncionarias o personal jubilado o retirado, exceptuándolos o exceptuándolas temporariamente del régimen de incompatibilidades vigentes para la administración pública nacional". 

Obsérvese cuánto clarifica la interpretación de la norma la introducción de las palabras "exfuncionarias" y "exceptuándolas". Demuestra así el Presidente (dicho esto sin ánimo alguno de restarle autoridad a Cristina Fernández) que siendo un eximio estilista de la boludez conoce muy bien las limitaciones intelectuales de sus colaboradores, quienes podían interpretar que la norma no aplicaba a mujeres... 

Porque si hay algo que se le reconoce a Alberto de la Fernández, siempre y cuando se omitan los archivos, es su compromiso de siempre con la  valoración positiva del intelecto femenino y el rol moderno de las mujeres en la sociedad, alejado de aquel reduccionismo machista al ámbito de la cocina.


Volviendo al celo presidencial por el léxico de sus decretos, si bien a esta altura del partido todo el DNU es la prueba manifiesta del inconstitucional estado de sitio de facto implementado por el régimen kircherista, considerando que nadie con responsabilidad institucional (empezando por la CSJN y siguiendo por la "oposición" parlamentaria) parece prestar atención a esa nimiedad formal otrora conocida como Constitución de la Nación Argentina, resulta oportuno mostrar el esmero con que el títere "profesor de Derecho" se aplica a las boludeces.

El uso del mal llamado lenguaje inclusivo tiene una sola finalidad: idiotizar. ¡Y vaya que este gobierno lo está logrando!


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


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