miércoles, 24 de agosto de 2022

LA EVOLUTIVA DE LA CORRUPCIÓN ¿y dónde están la reservas morales del país?





La corrupción tiene una dinámica evolutiva, en virtud de la cual nunca se detiene por sí misma.

La corrupción policial, por ejemplo, comienza con la apatía, el desinterés de mirar para otro lado, pero luego el que mira para otro lado empieza a cobrar por mirar para otro lado, después el sobornado se asocia al delito justificándose en la necesidad de mantener ciertos límites y finalmente involucrándose de lleno aspira a dirigir la actividad criminal.

Con la política pasa lo mismo pero con una mayor impunidad, porque si se percibe rápido la corrupción policial en hechos de la vida cotidiana, los estragos de la corrupción política se perciben tardíamente y vienen encubiertos de mil maneras. Ocurre que la policía tiene algún poder pero no es el poder, como sí lo es la política por definición.

Ese proceso de corrupción política, si no es detenido por fuera de la política, entiéndase Poder Judicial cuando existe y es independiente, ciudadanía cuando tiene conciencia cívica, FFAA cuando tienen patriotismo, o cualquier otro estamento de la sociedad que con capacidad de reacción obre, aunque a muchos no les guste la expresión, como "reserva moral del país", no se detiene si no encuentra frenos. 

Y el resultado no puede ser bueno, el caso argentino revela esa evolución desde 1983. Una democracia sin conciencia nacional, subvertida en su razón de ser, llevó apatía a la ciudadanía  hasta calificar como democracia fallida, deviene cleptocracia y régimen de casta donde la corrupción pasa a ser abiertamente la bandera de la facción gobernante, tanto así que ante fundadas acusaciones de corrupta Cristina Kirchner se defiende (o algo así) diciendo que su marido, que la antecedió en la presidencia era todavía más corrupto; con lo cual la democracia fallida se encamina a un Estado fallido, con opciones duras por delante, más de lo mismo, dictadura, anarquía o revolución. 

La gravedad de un gobierno que milita la corrupción fue magistralmente descripta por George Orwell en sus dos más conocidas novelas: "Rebelión en la granja" y "1984", y ninguna de ellas tiene un final feliz. 

Y ese es otro acierto de la pluma de Orwell, porque la corrupción sólo genera más corrupción e infelicidad. Las citadas novelas son la explicación del kirchnerismo, como proyecto totalitario de corrupción estructural, desde antes que exista el kirchnerismo.

Sucede que la corrupción puede adoptar distintos nombres y disfraces, pero siempre es la misma ambición encarnada en personas de ocasión por quedar por encima de la ley, impune y decidiendo sobre la honra, vida y fortuna de los demás.

La pregunta que debemos formularnos es si esta Argentina de instituciones carcomidas por la corrupción, de corrupción consciente militada políticamente, puede tener un final distinto al de las novelas de Orwell.

En la película Calígula la escena más pornográfica no es ninguna práctica sexual, sino la sumisión política al emperador demente ante el que todos berrean como ovejas. Hoy Argentina se parece bastante a eso. 


Vuelvo entonces a la pregunta que sugiero formularnos y me doy cuenta que la respuesta dependerá de encontrar o no alguna reserva moral que subsista a pesar de la putrefacción presente.

Supongo que de existir esas reservas morales no están concentradas en ninguna institución en particular, sino dispersas y desorganizadas, ejerciendo actos individuales de resistencia. El punto es si se las podrá reunir y coordinar para que la única salida no sea por Ezeiza.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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