jueves, 26 de octubre de 2023

BALOTAJE: INMORALIDAD, MORAL REPUBLICANA Y LA AMORAL ABSTENCIÓN DE LOS HIPÓCRITAS



Con dos infames décadas de kirchnerismo mediante, los 40 años de intento democrático fallido destrozaron la cultura cívica del país que quisimos recuperar desde 1983. De ahí que pretender modales suizos en nuestros políticos y en nosotros mismos es un chiste que se cuenta solo. Lo que hay es lo que se ve.

Nadie con un mínimo de decencia está contento con este escenario político. Pero estamos también muy curtidos para no entender que así se dan las cosas en Argentina, bien definida por Gerardo "Tato" Young como "el país más loco del mundo".

Somos esto, lamentablemente, y la disyuntiva que plantea la instancia crucial y definitoria del balotaje es si queremos seguir siendo esto o aspiramos a ser algo mejor.

En un país normal, donde el poder alterna entre fuerzas que respetan  la Constitución, con acuerdos en políticas de Estado y consenso republicano, abstenerse en un balotaje por diferencias de matices es razonable. Porque allí, donde impera la racionalidad política, los vaivenes de un cambio de gobierno son leves, matices que no afectan día a día y de forma violenta la vida de cada quien. Un poco más a la izquierda, un poco más a la Derecha, pero a nadie se le ocurre refundir y refundar el país a cada rato. Nadie se cree dueño del Estado, mucho menos de la vida y bienes de los ciudadanos.

Ese no es el caso argentino. Acá los que gobiernan no respetan la Constitución Nacional, a tal punto no la respetan que en 1994 la reformaron y no son capaces de cumplir con la letra que ellos escribieron. Así, por ejemplo, hace ya bastante más de una década que el órgano constitucional Defensor del Pueblo de la Nación, incorporado por la reforma surgida del espurio Pacto de Olivos, se encuentra acéfalo y por lo tanto reducido a la inutilidad de otra estructura burocrática que no cumple ninguna función. O sea: se derogó de facto el Artículo 86 de la Constitución Nacional, ante la total indiferencia de un pueblo embrutecido.

Consecuentemente, al no haber convicción para alcanzar y sostener el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional, tampoco hay políticas de Estado consensuadas entre los distintos espacios políticos, algo que debería surgir como corolario natural de la identidad nacional y causa constitucional compartida.

Por eso nuestros cambios de gobierno son dramáticos. No pueden ser contemplados con la tranquila certeza y hasta comodidad de los países civilizados. Lo sabemos nosotros y lo saben los actores externos que tienen bien claro que en Argentina "confianza a largo plazo" significa cuatro años.

En este marco de daño institucional y degradación cultural hasta la miseria intelectual, los ciudadanos argentinos llegamos a la instancia de tener que elegir entre el inmoral régimen kirchnerista con Sergio Massa, la moral republicana con Javier Milei o la abstención amoral de los hipócritas.

La inmoralidad del kirchnerismo chorrea y mancha a cada paso, es un proyecto totalitario de corrupción estructural liderado por una corrupta condenada por defraudación al Estado. Y al respecto es sumamente clara esta certera observación de Karina Mariani

"¿Qué posibilidades tiene Milei de colonizar los 3 poderes y perpetuarse como Maduro? NINGUNA. ¿Qué posibilidades tiene Massa de colonizar los 3 poderes y que a tus nietos los gobierne, desde Catar, Tomasito? TODAS. ¿SE ENTIENDE?".

Frente a esa inmoralidad obscena del kirchnerismo la propuesta de Javier Milei, con todo lo que puede criticarse en él, tiene un profundo sentido moral. Y el contraste es tan absoluto que puede ponerse en cifras: 

Durante la campaña electoral La Libertad Avanza dispuso para respaldar la candidatura de Javier Milei el austero monto de 455 millones de pesos, mucho menos que lo dispuesto por Juntos por el Cambio en la campaña de Patricia Bullrich y nada en comparación a lo gastado y malversado por el kirchnerismo en respaldo de la campaña de Sergio Massa.

Ocurre que Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, dispuso de gastos por 1.253 millones de pesos, mientras que el presidente de facto, ministro de economía y candidato presidencial kirchnerista dispuso específicamente de 926 millones de pesos, con la escandalosa salvedad que para desplegar su "plan soborno electoral" (también llamado "plan platota") al gasto primario de septiembre lo aumentó nueve veces, por lo que el rojo de 37.000 millones de pesos en agosto, pasó a ser 380.000 millones de pesos en septiembre, según análisis de Ecolatina. Y ninguna baja del gasto, ninguna. 

Todo en el escenario político argentino contrasta la inmoralidad política, económica y social del kirchnerismo, inmoralidad cierta, irrefutable e inmodificable, con la esperanza moral de un proyecto encuadrado en la Constitución Nacional y sus valores liberales.

"Robar está mal" es un concepto que el kirchnerismo repele visceralmente. Porque el kirchnerismo roba, descaradamente, con el mismo descaro con el que hacen fraude o sus dirigentes exhiben lujos propios de ese capitalismo al que atribuyen la pobreza que no dejan de profundizar.

Y entre la opción inmoral y la moral, surge la amoralidad de los que se declaran prescindentes. Muy curiosamente esos amorales son los mismos que haciendo alarde de antikirchnerismo decían que Milei era un invento de Massa, pero ahora cuando Milei es quien puede sacar del poder a Massa y poner fin al régimen kirchnerista, revelan preferir a Massa antes que a Milei. Sugestivamente les da igual...


En rigor de verdad, nada nuevo bajo el sol de la Patria. Consuetudinarios colaboracionistas del régimen kirchnerista, radicales como Gerardo Morales traicionaron y traicionan los ideales republicanos de Leandro N. Alem, Marcelo Torcuato de Alvear y Ricardo Balbín. 


La progresía en su conjunto, con Lilita Carrió a la cabeza, siempre ha sido funcional al régimen encarnando una oposición ficticia, que comulga de pleno con la cultura subvertida por el régimen y se siente cómoda en el rol de fiscal parloteador. Cada tanto una denuncia, en el mejor de los casos una condena con la que sacar chapa, la pose moral y no más que eso. Cada vez que existe chance de voltear al régimen corren en su auxilio.

Es necesario no tener moral, ser amoral, para ante la disyuntiva real de seguir desgastando a la República o intentar recomponerla, jugar al distraído. Hay que ser amoral, lo que es todavía peor que ser inmoral, para que de lo mismo que el kirchnerismo se perpetúe.

Y si no los preocupa la continuidad del régimen kirchnerista, deberán al menos tener la vergüenza de no volver a criticar jamás al kirchnerismo, pues ya no conservan ninguna autoridad moral para hacerlo.

Es comprensible, que en el marco de una campaña extremadamente virulenta, donde el cruce de agravios tanto entre Bullrich y Milei como entre sus respectivos partidarios fue innecesariamente brutal, quede gente consternada y dolida a quienes les es difícil tomar la decisión de apoyar a Milei como con gran generosidad hizo la propia Patricia Bullrich.

Pero más allá de las heridas de campaña, no cabe ser obtuso para caer en la amoralidad de los prescindentes, porque entonces se le hace el juego a Massa, que con alguna de sus caras de amianto critica el pacto entre Bullrich y Milei diciendo: “A la gente le genera confusión por las contradicciones”.

Como si el "honesto" Sergio no tuviera en su trayectoria más que contradicciones. Justo él, que no iba a volver al kirchnerismo y además iba a barrer a todos los ñoquis de La Cámpora, y que volvió al kirchnerismo tanto para garantizar la impunidad de Cristina Fernández y Máximo Kirchner como para asegurar que los parásitos camporistas queden enquistados en el Estado.

Ese tipo de chicanas, que sólo pueden darse en un contexto de país abombado bajo un largo proceso de desmemoria orwelliana, son las que deben servir para abrir los ojos cerrados por la bronca del momento. Si las pasamos por alto significa que nos gusta que nos tomen por boludos. 

Viviana Canosa, se preguntaba ayer: ¿cómo votar a Milei después de todo lo que se dijo durante la campaña?

Creo, como cierre de todo lo aquí expuesto, que la respuesta es bastante simple: anteponiendo como hizo Patricia Bullrich el superior interés de la Patria a las salvajadas (recíprocas) que se cruzaron en la campaña.

Ninguno de los candidatos debió olvidar que iba a llegar un "día después" donde, ya para ganar una segunda vuelta, ya para gobernar, cualquiera de los dos espacios necesita del otro.

Si todos los que, de verdad, a conciencia, nos identificamos con el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional aprendemos esa lección, entonces la República todavía puede ser salvada. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.














lunes, 9 de octubre de 2023

ISRAEL Y UNA LECCIÓN PARA LOS AGENTES DE INTELIGENCIA ARGENTINOS



Hace unos años, conversando con un grupo de agentes de Inteligencia activos uno de ellos me preguntó en qué me había cambiado a mí, como persona, el ser agente de la SIDE. Me pareció una buena pregunta y por eso me tomé un momento para pensar en ello. 

Mi respuesta fue que antes de ingresar al servicio no era enteramente conciente de todos mis prejuicios, convivía con ellos naturalmente como supongo le pasa a la mayoría de las personas. No digo prejuicios sólo en el peor sentido de la expresión (que también los tenía y acaso conserve) sino simplemente como preconceptos surgidos de la percepción que uno se forma de la realidad y que termina incorporando como si se tratara de infalibles saberes más que intuiciones. Ser agente de Inteligencia primero y analista de Inteligencia después me llevó a desmentir muchos de mis prejuicios liberándome de ellos. 

Especialmente aprende uno a soltar los prejuicios cuando esos prejuicios son en parte responsables de un error de apreciación en una profesión donde los errores siempre se pagan. Por supuesto todos tenemos prejuicios, pero por la naturaleza de la actividad creo que los buenos agentes de Inteligencia, experimentados en éxitos y fracasos, son las personas que portan menos prejuicios. 

Enseña el trabajo de Inteligencia que no hay que subestimar ni sobrestimar personas ni situaciones, que el conformismo intelectual de los prejuicios conduce muchas veces al error. Sobre los datos, el análisis de los mismos debe prescindir de nuestros prejuicios, especialmente porque en Inteligencia hay una regla de alerta constante: "mucha nadas hacen algo" que obliga a prestar atención sobre detalles en apariencia insignificantes, pero sin caerse de la realidad a teorías conspirativas. 

Esto es así porque la reunión y análisis de información de Inteligencia es distinta a la de otras especialidades, como la Investigación Criminal que obra en función de los códigos de procedimientos penales donde muchas nadas no hacen nada. 

Por esas razones, lo que crece en uno al librarse de prejuicios por ser agente de Inteligencia es la humildad. Y es que en muchos sentidos, como me recordó recientemente un profesional al que respeto: "Donde dice Inteligencia bien se puede escribir humildad".

Esta introducción viene a cuento de algunas observaciones que juzgo necesarias, para la consideración de los agentes de Inteligencia argentinos, a propósito del ataque a Israel que ha sorprendido y conmocionado al mundo.

Todos los servicios de Inteligencia del mundo, sin excepción, registran fallos en su historial.  Israel tiene uno de los más eficientes servicios de Inteligencia, del cual depende la supervivencia del país; pero nadie es infalible y los otros también operan.

Entendiendo que Inteligencia es el proceso racional que antecede la toma de decisiones, consistente en reunir y analizar información a ese fin y en previsión de escenarios futuros; va de suyo que la razón pues por la que Inteligencia no es infalible es simplemente la naturaleza de la conducta humana. 

Si todo pudiera predecirse, la humanidad ya no sería tal. Y  aunque a veces duela celebro sea así, porque prefiero sigamos siendo humanos y no insectos o autómatas.

El genial General Sun Tzu, que desde "El Arte de la Guerra" aportó la piedra basal de la actividad de Inteligencia, supo entender la humanidad como un rasgo esencial de la actividad de Inteligencia. Finalmente todos los fracasos son una enseñanza.

Porque cuando se obra con humanidad (humildad) se comprende la posibilidad del error y se trabaja para superarlo, quien en cambio se cree infalible se extingue al primer error. 

Confío que la Inteligencia de Israel sabrá sobreponerse al golpe recibido porque Mossad es sin duda de los mejores. En muchos sentidos ejemplo a seguir. 

Es tanto el prestigio de Mossad que, dando por supuesto que no puede incurrir en errores, ya comienzan a circular versiones improbables respecto a que Israel dejó hacer para atacar luego a Hamas. Son las mismas improbables teorías con el esquema del ataque a Pearl Harbor que se ha visto replicado tantas veces. Por ejemplo: Los propaladores de ese tipo de versiones dijeron ante el atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires que no era una bomba sino el estallido de un supuesto arsenal. Ese ataque y el de la AMIA fueron un duro golpe tanto para la SIDE, un servicio de Inteligencia de eficiencia todavía razonable (en función del marco país) como para Mossad, una organización de altísima eficiencia. Pero en la historia abundan ese tipo de fracasos, y si algo es seguro es que la lista no está cerrada. 

Argentina, por caso, contaba con un muy buen Sistema de Inteligencia Nacional en 1976, cuando libraba con éxito la guerra contra el terrorismo castrista, pero eso no bastó para impedir acciones del enemigo como, entre otros, el atentado de la organización terrorista Montoneros contra el Comedor de la Policía Federal que dejó 23 muertos y 110 heridos.

Tampoco Estados Unidos, con su complejo sistema de agencias de Inteligencia, pudo evitar los ataques del 11-S que destruyeron las Torres Gemelas. Y también entonces surgieron teorías del ataque de falsa bandera, con Estados Unidos atentando contra sí mismo vaya uno a saber con qué beneficio que justifique semejante masacre.

Para dejarse seducir sin más por este tipo de teorías hay que padecer un gran complejo de inferioridad por el cual resulta increíble que un país con servicios de Inteligencia de primer nivel pueda ser atacado por sorpresa. Es una elucubración propia de quienes creen en la innata e inmodificable superioridad de unos sobre otros, como si no registrara la historia un largo listado de reinos caídos.

Ese mismo complejo de inferioridad aparece en cada lastimosa excusa de quienes, a veces gobernando, argumentan que los argentinos estamos mal porque otros conspiran contra nosotros.

La manía por victimizarse es un derivado de creer que hay poderes establecidos por encima nuestro que lo digitan todo y que unos países dominan a otros sin que puedan liberarse. Eso es pensamiento y espíritu de vasallos, el conformismo de los pusilánimes incapaces de asumir su propio destino y hacerse responsables de ello. 

Y entonces la cuestión a tener en claro: solamente los países soberanos, los que tienen la determinación de decidir su propio destino, cuentan realmente con servicios de Inteligencia. Aquellos que eligen victimizarse y abandonarse a los designios de terceros no son soberanos, por ende no los necesitan ya que lejos de tomar decisiones acatan lo que otros deciden por ellos.

Son pues los servicios de Inteligencia un atributo de los países soberanos. Brego, entonces, porque la Nación Argentina vuelva a tener servicios de Inteligencia tan fuertes y eficientes como para poder afrontar errores y fracasos sin derrumbarse.

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", estos renglones que escribo como nota para agentes de Inteligencia, no sean otra cosa que asumir que, como canta Frank Sinatra, así es la vida.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

lunes, 2 de octubre de 2023

EL PRIMER DEBATE PRESIDENCIAL: BAJO EL SIGNO DE VICTORIA VILLARRUEL



Estamos en medio de una campaña electoral donde se juega a ser almas sensibles que se ofenden por cualquier cosa que se dice. Y para peor parece que hay varias fábricas de derrapes verbales funcionando las 24 hs del día y las 24 hs de la noche, como se atribuía haber dicho hace muchos años un político que los memoriosos sabrán recordar.

La mayor parte de las polémicas que se generan por alguna pavada dicha en estas circunstancias no me interesan más allá de escribir algún tuit, como para pasar el rato si estoy medio aburrido. 

Y un poco por aburrimiento, otro poco por curiosidad y quizá también con alguna que otra ilusión me encontré frente al televisor viendo el primero de los debates entre los candidatos a Presidente de la Nación Argentina.

No se espera mucho de estos debates. Siempre son un show que sólo excepcionalmente modifica la intención de voto, sin embargo el espectáculo fue entretenido. Faltó intensidad y profundidad en los ataques, pero no fue un bodrio; se dejó ver y seguramente el próximo tendrá una audiencia todavía mayor.

Comparto aquí, reordenadas, algunas impresiones que fui volcando en X mientras el debate tenía lugar. 

.- Bregman muy cómoda, porque obviamente no se juega nada. 

.- Schiaretti se entregó a Bullrich.

.- Massa es de amianto nacido en la Isla de Pascua...

.- Bullrich muy incómoda, tensa.

.- Milei contenido.

.- El debate tuvo gusto a poco. 

.- El debate lo ganó Villarruel.

Desde el principio quedó claro que Victoria Villarruel, quien a todas luces fue la vencedora del debate entre los candidatos a Vicepresidente, podía serlo también del debate entre los candidatos presidenciales por una simple y poderosa razón: haber impuesto agenda. 

En tal sentido mi primer aplauso fue para Patricia Bullrich, quien consecuente con su Carta de Compromiso con las Fuerzas Armadas, bregó por el reconocimiento a las víctimas del terrorismo castrista. La volví a aplaudir cuando la ubicó luego a la apátrida Myriam Bregman que intentó fustigarla. Obviamente el punto más alto de Bullrich se da cuando se refiere al Caso Maldonado reivindicando el accionar de la Gendarmería Nacional. Porque está claro que supo plantarse entonces en defensa de la institución, cosa que la mayoría de los políticos no hubieran hecho. Y además las pericias sobre el ahogado dejaron en ridículo a todo el relato zurdo kirchnerista.

Mi primera puteada fue para Juan Schiaretti, que sintiéndose forzado a reconocer a las víctimas del terrorismo aludió, a modo de compensación, a la "dictadura genocida". Una falacia absoluta porque la dictadura militar fue muchas cosas pero no genocida, de hecho fue esa dictadura la que impidió el genocidio de un millón de argentinos a los que Roberto Santucho, jefe local del ERP, calculaba tener que matar para imponer el socialismo. Los militares impidieron el genocidio, mal que les pese a mentirosos como Schiaretti. Volvió a mentir Schiaretti cuando afirmó que los militares fueron juzgados con todas las garantías. Eso es completamente falso. Los militares son juzgados y condenados en juicios de revancha en los que no se respetan sus derechos constitucionales empezando por la irretroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia.

Esas farsas de juicios son el prevaricato más escandaloso de la historia argentina. Una nulidad absoluta que la política en complicidad con el Poder Judicial devenido prevaricador prefiere ignorar.

Aplaudí también a Javier Milei cuando dijo dos verdades comprobadas e irrefutables: los desaparecidos no son 30.000 y acá hubo guerra.

Recuerdo muy claramente que cuando Juan José Gómez Centurión dijo durante la presidencia de Mauricio Macri que en esa cifra había 22.000 mentiras, toda la progresía se escandalizó. Hoy a la ciudadania no la engañan las sensibilidades de la corrección política, hay claramente un despertar a la evidencia empírica en la consideración de la sociedad. Un despertar que es fatal para relatos como el kirchnerista basados en mentiras que pretendieron pasar por verdades dogmáticas.

En los cruces entre los candidatos no hubo muchos misiles que dieran en el blanco. El misil más certero se lo puso Milei a Bullrich preguntando sobre las leliqs, algo que ella no supo responder. El segundo impacto exitoso, onda Carballo en Malvinas ("¡Dio perfecto usted, señor!") fue la respuesta de Milei a Bregman sobre el patriarcado. Donde además le devolvió el rótulo de "gatito mimoso" que le había tirado la apátrida al decir que ella nunca estuvo en una empresa ni entiende como funcionan.

Para entonces ya quedaba claro que por primera vez en la historia de los debates presidenciales iba a ganar ese debate la candidata a vicepresidente que ganó el debate entre los candidatos a vicepresidentes. Es interesante observar como impuso hablar de lo que era tabú poco tiempo atrás. Obviamente hay un cambio social en proceso.

El actual presidente de facto, ministro de economía y candidato presidencial Sergio Massa tiene la cara de amianto y eso lo beneficia en este tipo de shows. Desde la puesta en escena y el planteo llevado al debate, Massa fue para representar el sórdido papel del tipo abusador que va a perder el poder entonces pide perdón, mendiga continuidad y promete que será mejor, o sea que no será el mismo. Y todo eso con una cara de piedra inconmovible.

La sacó barata, aunque su credibilidad sea nula. Faltaron ganas de hacerle daño y dejarlo en ridículo por parte de los otros candidatos, y especialmente en los dos que tienen que ir a cortarle la cabeza que son Milei y Bullrich. 

Sin duda, lo más flojo de Milei en el debate fue su respuesta a Massa sobre el Papa. Porque hay sobrados elementos para cuestionar fuertemente el posicionamiento político del Papa, cuestión al margen de la fe religiosa. No respondió bien esa pregunta, como sí respondió correctamente cuando Bullrich le preguntó sobre Barrionuevo. En esa contestación No negó que Barrinuevo fuera casta y además demostró que ya esta pensando como un presidente que debe negociar para impulsar los cambios que propone, por lo que su explicación del apoyo que necesita para la reforma laboral fue pragamatismo puro. Teorema de Baglini en el mejor de sus sentidos.

Al respecto, es muy interesante que Milei le haya preguntado a Schiaretti si contará con su apoyo cuando La Libertad Avanza sea gobierno. Al hacer esa pregunta, lo mismo que al responder sobre Barrionuevo, Milei demuestra estar proyectándose como presidente. En cambio Schiaretti eligió preguntarle a Bullrich en la hipótesis que ella sea presidente. De manera elocuente Schiaretti, un candidato testimonial, se entregó a Bullrich pero sin resignar arreglos con otros; está para negociar.


Proyectando el resultado de las PASO a través de la encuesta (con más de un millón de personas respondiendo) del debate entre candidatos a presidente, que mostró ganador a Javier Milei con el 47%, y teniendo en cuenta que esa misma encuesta en el debate entre vicepresidenciables dio ganadora a Villarruel con el 50%, la fórmula de La Libertad Avanza se impondría muy cómodamente en las elecciones. Es decir que Javier Milei sería presidente en primera vuelta. 

Gran acierto de Milei haber elegido a Villarruel como compañera de fórmula.

Por supuesto, falta mucho. Veremos como sigue desarrollándose la campaña y desmejorando la economía. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.



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LA SONRISA DE JAMES COBURN

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TERRORISMO: NOSOTROS Y EL MIEDO