viernes, 30 de julio de 2021

EL COMUNISMO ES TU ENEMIGO, SIEMPRE.





Cualquiera podría suponer que es el personaje de una película cómica.

Acaso una comedia italiana sobre un comunista que intentando suavizar la imagen criminal del comunismo, ideología que ha matado a millones de personas, se presenta travestido para convencer al electorado que los comunistas ya no son lo que eran, y que en su nueva versión con faldas son menos peligrosos que Stalin, Mao, Kim Il Sung, Pol Pot, Fidel Castro, el Che Guevara y toda su cría de aspirantes a carniceros asesinos de hombres y libertades.

La gracia del argumento alcanzaría niveles hilarantes pivoteando sobre un ligero olvido: la cantidad de homosexuales perseguidos y asesinados por ser homosexuales en los regímenes comunistas que, como la "Revolución Cubana", se habían propuesto hacer hombres de maricas como el escritor Reinaldo Arenas en campos de reeducación para extirparles esa debilidad burguesa.

Otro costado humorístico que no se debería dejar pasar por alto es el rol secundario que siempre, en todas las dictaduras comunistas se atribuyó a las mujeres. Porque, desde Tootsie, siempre es muy divertido consolidar la estigmatización de lo femenino como sexo débil al punto que sea un chabón el que deba ponerse faldas para que las mujeres se hagan respetar.

Definitivamente la película que estoy imaginando sería desopilante en una sucesión de gags uno mejor que otro, dejando el mejor -por supuesto- para un gran final absurdo de carcajadas incontenibles.

Ahora, si se analiza bien lo dicho hasta aquí, se podrá comprender que el drama y la comedia viven entrelazados en un eterno abrazo, porque partiendo del mismo lugar se podría hacer una película dramática, ya no al estilo italiano sino de cine argentino, sobre un país de subnormales gobernados por el muñeco a hilo de una bipolar donde la estupidez se expande a velocidades que ninguna pandemia alcanzó jamás. Sería la historia triste de un pueblo que pierde sus convicciones, su idioma, su memoria, su bandera, su libertad y que termina emitiendo documentos de identidad que, paradójicamente, acreditan la ausencia de identidad.

Nunca se filmó algo así, pero si zambullirse en la demencia de una alucinación colectiva suena a cosa muy trillada es porque estamos viviendo eso mismo en la Argentina. La película podría llamarse "Tribulaciones de los nadies".

No hay nada más destructivo que el comunismo. Por supuesto, alguien dirá (argumento muy progre) que los nazis con sus odios raciales eran peores. Y les responderé que no. Los nazis sólo por creer en la posibilidad de una raza superior conservaban algo de fe en la humanidad, los comunistas en cambio odian mucho más: odian a toda la humanidad, no hacen distingos, tanto la odian que trabajan incansablemente para hacer del ser humano una suerte de insecto autómata. Y como los insectos y los autómatas no tienen valores, es justamente eso lo que más anhelan erosionar y hacer desaparecer de la faz de la tierra.

A pesar de este sombrío enemigo que estoy describiendo, y justamente en función de lo que pretende arrebatarnos, por aquello de que cuando el humor se pierda todo estará perdido, no podemos dejar de reír. La risa es un arma poderosa con la que cuenta la Libertad.

Cierro con una anécdota que le pone humor a todo este delirio:

Hace unos años tomamos un taxi de madrugada, la avenida estaba desierta y al detenernos por un semáforo vimos cruzar por delante a un travesti que hacía honor al chiste aquel de ser el dos de un equipo de fútbol. Era una figura grotescamente masculina, como si fuera el novio al que en la despedida de soltero los amigos largaron a la calle con vestido ajustado y tacos altos. Casi un pato vica como los que en la película Súper Secreto representaban al equipo femenino de Alemania Oriental. Ni en la penumbrosa madrugada de un tugurio de borrachos alguien podría negar, con sólo verlo, que cuando nació la partera gritó "varón".

Pero lo gracioso del caso no fue, por así decirlo, la inocultable hombría de aquel travesti, sino el inesperado comentario del taxista que nos hizo reír a carcajadas:

- ¡No! Pero este país ya es una joda... ¡Cualquiera es un travesti!

El tachero estaba indignado porque "cualquiera es un travesti". Me lo imagino pasando frente a un afiche como el que ilustra este posteo...

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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