Me recordó un amigo mi paso por la Agencia Gubernamental de Control y a consecuencia de la charla recordé esta foto en la que estoy auxiliando a un supermercadista chino que se descompuso durante un operativo de inspección.
Dos cosas me impactaron en ese momento, la primera que ninguno de sus familiares y compañeros de trabajo se preocupó por asistirlo, lo vieron desvanecerse totalmente indolentes.
La segunda que siendo que estabamos allí elementos de distintas agencias (Migraciones y Policía además de nosotros), ningun agente estatal quería siquiera tocarlo temiendo la incertidumbre de lo que pasara y las consecuencias legales.
Para mí es inaceptable mirar para otro lado o hacerme el distraído. Nunca me gustó el "no te metas". Lo asistí, hice que se pidiera una ambulancia y me quedé a su lado hasta que llegó el médico.
El hombre estaba afiebrado, sudaba, presentaba taquicardia y su conciencia parecía ir y venir. En el interín me sorprendió una tercera cosa: no mostraba entender como lógico que alguien lo estuviera ayudando. Distintas idiosincrasias, supongo.
Lo recordaba porque imaginaba la misma escena hoy, en contexto de pandemia, con tanta gente y funcionarios que tiemblan de miedo ante un estornudo y abandonan tanto su libertad como el deber, que es decir su humanidad, para extraviarse mansos en la "moral" de un Estado corrupto gobernado por traidores a la Nación Argentina que nos quieren temerosos, mezquinos y esclavos.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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