jueves, 14 de julio de 2022

ACERCA DE LOS FERNANDEZ Y LAS “COSAS MÁGICAS”


Habitué del canchereo mediático y la chicana discursiva podría pensarse que ya nada de lo que diga Aníbal Fernández puede sorprender. Y sin embargo ha sido capaz de superarse con una frase para la antología del ridículo: “Alberto ha conseguido cosas mágicas para el país y eso debiera premiarse”.


Cabe preguntarse en qué consiste la magia que el pésimo ministro de Seguridad atribuye al presidente, porque si esa magia es lo que evidencia su área de gestión se parece bastante a una maldición. Mejor haría el ministro en, por ejemplo, prestar atención al modo en que se está desatando la delincuencia común, ya que los hechos violentos se suceden sin pausa y es porque contextos de crisis e incertidumbre causan un efecto multiplicador por imitación. La delincuencia lee instintivamente la debilidad institucional y esa debilidad institucional responde al fracaso de la política; al desgobierno para decirlo claramente.

No parece que logre “cosas mágicas” un presidente que aprovechó la pandemia arremetiendo contra la Constitución Nacional y diciendo: “prefiero 10% más de pobres y no 100.000 muertos en Argentina”. ¿Cosas mágicas? Empobreció a toda la sociedad y la cuenta de muertos llegó a 129.000.

Y no fue por Covid, sino porque le impedían reunirse con su hija que Mauro Ledesma murió al intentar cruzar a nado el río Bermejo. No fue magia ver a otro padre caminar llevando en brazos a su hija enferma porque no le dejaban transportarla en auto. Tampoco fue magia que Lara Arreguiz debiera esperar atención acostada en el piso de un hospital y muriera días después.

Quizás entre las "cosas mágicas" de Alberto Fernández por las que Aníbal Fernández supone que merece premio, cabe recordar las bochornosas fotos de Fabiola como el Hada de la Lavandina llevando su magia al Chaco. O lo mágico de ver a un perro pasear en helicóptero. Por no hablar de las mágicas fiestas en Olivos, donde por arte de magia no regían las restricciones del propio Alberto.


No es magia que un presidente no sea capaz de remover o nombrar funcionarios sin el visto bueno de su vicepresidente. 

No hay magia sino explicación de la decadencia argentina cuando el “mago” viaja a China para decir “nos sentimos muy identificados con el Partido Comunista”. No es magia sino torpeza ir a Rusia para ofrecer a Putin que Argentina sea su puerta de entrada a América Latina en las vísperas de la invasión a Ucrania. Y es ahondar esa torpeza desaprovechar todas las oportunidades de contexto internacional que favorecen al país. No es magia sostener el crecimiento de una burocracia estatal cara e inútil. No es magia alinear la política exterior al interés de la dictadura castrista.


Sería extenso y triste listar todas las “cosas mágicas” que Alberto Fernández ha logrado. Acaso, hermosa palabra la palabra “acaso”, pueda pensarse que lo único mágico en este desaguisado es que siga haciendo las veces de presidente, pero eso tampoco es magia, sólo es una mala obra de teatro.

Queda la incógnita de saber la naturaleza del premio que Aníbal reclama para Alberto, pero ante la certeza de la burla al pueblo como si fueran absolutistas franceses esa guillotina de juguete que se vio en Plaza de Mayo es todo un símbolo.




Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


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