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martes, 13 de noviembre de 2018

ROBERTO BENDINI, TRAIDOR A LA SANGRE Y LA LIBERTAD.


Premiado por una agrupación kirchnerista, Roberto Bendini, ese generalito con vocación de ordenanza, infame traidor sobre la sangre y libertad de los hombres y mujeres el Ejército Argentino que vencieron al terrorismo castrista, posa sonriente con el chavista Pino Solanas, exhibiendo el premio que ratifica su miserable condición.


Roberto Bendini no combatió en ninguna guerra a lo largo de su carrera hacia el tropiezo ético y moral. 

No se internó con el Subteniente Rodolfo Berdina en el Monte Tucumano para extinguir el foco guerrillero del ERP. 

No resistió en Formosa la embestida de Montoneros honrando aquel grito del Soldado Hermindo Luna de "¡Acá no se rinde nadie!". 

No abordó en las sombras ningún Falcon Verde para aniquilar el accionar terrorista, ni fue a patear puertas de aguantaderos subversivos como el Capitán Juan Carlos Leonetti.

No sintió sacudirse la turba de Malvinas bajo los bombardeos ingleses, ni marchó al encuentro del enemigo como el Teniente Roberto Estévez.

Tampoco subió a ningún tanque para recuperar el Cuartel de La Tablada, en el que murió el Mayor Horacio Fernández Cutiellos, durante el ataque del MTP contra la República.

No. Roberto Bendini no combatió en ninguna guerra. Ni sucia, ni limpia. Ninguna. 

Cierto es que no siempre combatir es una decisión personal. Y se puede ser un gran militar sin haber entrado nunca en combate. El honor, la hombría de bien, el profesionalismo y tantas otras virtudes de la vida militar no requieren de una guerra para acreditarse.

El General Julio Argentino Roca combatió en muchos frentes, pero acaso -hermosa palabra la palabra "acaso"- la mejor prueba de su capacidad militar haya sido evitar la guerra con Chile, teniendo por Ministro de Guerra al General Pablo Riccheri, soldado al que le bastaba un escritorio para ser un gran militar.

Pero combatiente o no, ser un soldado, ser militar, requiere el sentido básico de la lealtad del que Bendini abjuró cuando servil al proyecto totalitario del régimen kirchnerista se prestó al revanchismo grotesco del terrorismo setentista; sin respeto por la irretroactividad de la ley ni garantías del debido proceso en el encarcelamiento de los vencedores de la subversión.  

Sin méritos para pasar a la historia como soldado, sin dignidad para el rango que ostentaba, Roberto Bendini hizo de triste bufón durante el patético acto de descolgar, en el Colegio Militar de la Nación, el cuadro del Teniente General Don Jorge Rafael Videla. 

Y olvidando que la historia se asume, no se descuelga, la bizarra fotografía del momento acredita que se necesitó de un presidente de la Nación y un fulano con uniforme de general del Ejército Argentino para enfrentarse, no ya al dictador que había dejado el poder hacía más de veinte años, sino a su sola imagen en un cuadro...

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A nadie se le puede escapar el agravio de ese gesto hacia los combatientes que libraron al país de padecer un genocidio camboyano (el comandante del ERP Santucho calculaba matar un millón de argentinos para imponer el socialismo) bajo una dictadura comunista (Montoneros terminó teniendo su Comandancia en La Habana, en un edificio de la Inteligencia cubana) como la que todavía hoy sigue oprimiendo al pueblo de Cuba. 

A Bendini no lo premian quienes aman la Patria y anhelan para la República Argentina la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, lo premian los que quieren someter el país a un destino venezolano de satrapía cubana. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 




5 comentarios:

  1. Excelente nota Ariel. Tenias algún parentesco con Gustavo Corbat?

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    1. Gracias Fernando. No tengo parentesco, en mi caso el Corbat es seudónimo literario:
      https://plumaderecha.blogspot.com/2013/05/adios-la-side.html

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  2. Orgullo leer tu columna, ojala existieran mas escritores asi

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