José Luis Espert, Nazareno Etchepare y Ricardo López Murphy. |
De cara a las elecciones del 2019 quisiera poder hacer comprender a la diáspora liberal que estamos tan mal parados políticamente y faltos de organización como lo estuvimos durante el régimen kirchnerista.
Aportamos en forma individual a CAMBIEMOS para poner fin al régimen, pero es claro que la dispersión nos debilita y nadie más que nosotros mismos puede representar nuestras ideas. La fantasía de un giro liberal de la política a fuerza de racionalidad impuesta por la realidad, no es algo que haya ocurrido; ni ocurrirá. Estos casi tres años de gobierno amarillo lo demuestran claramente. Si no activamos políticamente haciendo algo distinto de lo que hicimos hasta ahora, seguiremos siendo analistas de platea en lugar protagonistas del juego.
A pesar de varios intentos y proyectos en curso, no tenemos constituido y funcionando un partido político habilitado para el juego electoral que sea estrictamente liberal. Ni nacional ni provincial y tampoco municipal. Esa falencia es obra y gracia de la poca tolerancia que nos profesamos entre liberales. La paradoja de la gran virtud liberal que mata el "liberalómetro"...
Sin esa organización y a un año de las elecciones nuestras opciones se reducen drásticamente. CAMBIEMOS ya no es una alternativa de primera mano sino otra cosa: lo malo que podemos llegar a preferir frente a lo peor que representa el kirchnerismo y el resto de la izquierda. No más que eso.
Nuestro capital político, a falta de organización política, se limita a la existencia de algunos pocos nombres de trascendencia pública que medianamente, suscitando mayor o menor entusiasmo, nos representan genéricamente: Ricardo López Murphy y José Luis Espert, principalmente, pero ninguno de ellos -ni tampoco otros como Javier Milei- dedican a la construcción política el considerable esfuerzo que ella requiere. Espert porque nunca evidenció interés por la lucha política y López Murphy porque, posiblemente, entienda que ya dio sus peleas y conoce como muy pocos el desgaste que significa protagonizar una campaña presidencial.
Sin que ellos tomen un compromiso activo con la política difícilmente el liberalismo vaya a salir de su dispersión estéril. Como primera opción, habrá que convencerlos que esa es la exigencia de la hora que cae sobre ellos. Si no son ellos serán otros nombres, pero obviamente no será lo mismo.
Así las cosas, desde el Partido Autonomista de la Provincia de Buenos Aires, me permito proponer un curso de acción:
De cara a las elecciones 2019 los liberales debemos centrarnos en objetivos posibles, olvidemos cualquier figuración en la disputa por cargos ejecutivos, (no estamos invitados a participar de ese juego ni tenemos con qué), pero sí podríamos integrar listas de diputados nacionales y legisladores provinciales. Si presentamos una lista con Ricardo López Murphy como primer candidato a Diputado Nacional en Provincia de Buenos Aires y otra encabezada por José Luis Espert en Capital Federal, es seguro que obtendríamos varios escaños, por arrastre también en las legislaturas bonaerense y porteña.
Obtener representación parlamentaria, algo de lo que hoy carecemos completamente, es posible. Y podríamos obtenerla en un número interesante para lo que va a ser la futura composición del Congreso, lo que obligaría a que quienes gobiernen nos tomen en cuenta, cosa que hoy no pasa.
No vamos a hacer un país liberal con la elección del 2019, pero vean: ¿no sería un avance notable tener un bloque de diputados nacionales liderado por Ricardo López Murphy? Bancas liberales en una bancada todavía más amplia del centro a la derecha.
Si la política es el arte de lo posible, hagamos lo posible.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
Partido Autonomista de la Provincia de Buenos Aires
-Zona Norte-