"¡Y vean, amigos míos!
Aquí, donde está la guarida de la tarántula,
se levantan hacia arriba las ruinas de un templo antiguo,
¡mírenlo con ojos iluminados".
(Así habló Zaratustra - Friedrich Nietzsche).
Parece que hay una nueva seudo fiscalía kirchnerista llamada AFI, Agencia Federal de Inteligencia, que se dedica a cosas como revisar videos del Banco Provincia para armar causas judiciales acusando de armar causas judiciales a funcionarios del gobierno anterior.
Vivimos en un loop... loop... loop...
Durante la presidencia de Macri los cambiemitas nunca entendieron el rol de Inteligencia. Por amateurismo y soberbia, desatendieron advertencias de profesionales; y así les fue.
Tanto así que hoy los kirchneristas los operetean a gusto y los cambiemitas se quedan a la defensiva, ligando cachetazos como un boxeador acobardado que intenta sostenerse en las cuerdas sin pasar a la ofensiva.
Claro que todo lo que ocurre, por insólito que parezca, tiene explicación. Sólo en esta Argentina hecha mierda puede seguir como interventora de la AFI una castrista como Cristina Caamaño, quien a la vista de todos delinquió al divulgar cuatro años de actas administrativas reservadas. Oh! casualidad: justo los cuatro años de la gestión anterior. Y qué, además, arma causas acusando a otros de armar causas, exactamente lo mismo que está haciendo ella ahora.
Vivimos en un loop... loop... loop...
Ahora bien, esta no es toda la historia, apenas es el nuevo capítulo de una novela más larga que viene de lejos.
En la Guerra Sucia los servicios de Inteligencia argentinos vencieron a los aparatos de Inteligencia montados por la Inteligencia cubana para sus organizaciones terroristas.
Se neutralizó, entre otros agentes enemigos, a Cacho Perrota (ERP) y a Rodolfo Walsh (Montoneros).
La victoria contra el terrorismo castrista fue por paliza. Y es falso que los militares ganaron la batalla militar pero perdieron la batalla cultural y política. Esa derrota no es del Proceso, sino de los gobiernos civiles que desde 1983 no supieron valorar la libertad ganada.
Semajante zoncera, bien explotada por el enemigo, ha hecho del intento democrático una democracia fallida en la cual además de Libertad se está perdiendo identidad nacional y soberanía. Argentina, con un gobierno títere de la dictadura castrista, no es hoy un país soberano.
Un país es soberano cuando toma sus propias decisiones, y por ello es que los servicios de Inteligencia son un atributo de la soberanía. Los necesitan y sostienen los países que quieren ser y prevalecer.
Argentina no tiene un gobierno que decida por sí, por ende ya no tiene servicio de Inteligencia y la AFI bajo intervención castrista es usada como un mero instrumento de distracción política. Argentina es un rezago de país que está olvidando su ser y en consecuencia ni se plantea prevalecer. La rifa está abierta; la dirigen los cubanos y los chinos compraron casi todo el talonario.
En el deliberado esfuerzo por lograr que la democracia fallida sea también un Estado fallido, queda claro que el Gobierno títere, golpista, corrupto, criminal y comunista de Alberto de la Fernández tiene asignado desde La Habana el objetivo de hacer de Argentina otra Venezuela.
Por eso el empeño puesto por el kirchnerismo desde el 2003 en destruir el Sistema de Inteligencia Nacional. Ocurre que el kirchnerismo no tiene entidad propia, es simplemente otro nombre adoptado por el entrismo castrista al movimiento peronista. Y bajo esa fachada que aprovechó el afán corrupto y oportunista de Néstor Kirchner, la infiltración marxista tuvo éxito: el peronismo ya no existe, caducó.
La putrefacción marxista, que carcomió al peronismo aprovechando sus muchas contradicciones, impregnó todo el sistema político y principalmente al radicalismo. De tal modo que el conjunto en bloque de la política (con honrosas excepciones) se desplazó hacia la izquierda, y esa es una de las causas por la que el barco navega escorado a babor.
Entonces, en ese ir tumbado, surge otra vez la evidencia del daño institucional, la degradación cultural y la miseria intelectual por la que los argentinos nos precipitamos a la decadencia. Todo pasa y nadie reacciona. Nos hemos dejado convertir en una sociedad estupidizada e indolente, algo que explica la impresionante impunidad con que los kirchneristas vomitan su moralina sobre el uso de la AFI, dándole el mismo uso que dicen criticar y olvidando que Néstor Kirchner y Cristina Fernández, sirviéndose de todos los vicios del sistema, lo llevaron a su colapso en 2014.
Más allá de los desaciertos en el interregno macrista (demasiados como para ser perdonados) es el kirchnerismo el que ataca, una y otra vez, sistemáticamente, a la Nación Argentina para privarla de su soberanía.
Sabelo, date cuenta y en defensa propia fogoneá la reacción.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.