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jueves, 4 de abril de 2019

JORGE BERGOGLIO, EL PAPA MENTIROSO.



Que la religión interprete determinados sucesos desde la fe no es cuestionable. Pero que un líder religioso avale una evidente mentira política no sólo es cuestionable sino que es aborrecible y no debe ser tolerado, ni aunque sea el Papa. 

Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, ha demostrado ser otro cínico afirmacionista de la mentira al decir que los desaparecidos "en Argentina fueron más de 30.000".

El Pontífice miente. Miente de forma tan grosera que sería un vano ejercicio intelectual intentar desentrañar las motivaciones que lo llevan a mentir, porque ninguna explicación podría justificarlo. Bergoglio traiciona la verdad a conciencia: documentadamente los desaparecidos bajan a 6.348; y sigue siendo una cifra exagerada si se la somete a un análisis de circunstancias caso por caso. Y eso es comprobar hechos, no es cuestión de fe. 

Como tampoco es cuestión de fe que en la Argentina tuvo lugar una guerra revolucionaria impulsada y dirigida desde Cuba a través de organizaciones terroristas como Montoneros y ERP. Por lo que en la lista de los desaparecidos los inocentes -que los hubo- son la excepción y no la regla.

Si en algún momento el Papa Mentiroso vuelve al país, como Jefe de un Estado extranjero podrá prestarse al tour de la infamia y la hipocresía. Ese con el que zurdos y progres del actual gobierno gustan de dar lástima apelando a un genocidio inexistente. Entonces verá por sí mismo, en el mal llamado Parque de la Memoria, que al muro de sus lamentos le sobran tantos ladrillos como verdades le faltan.

Hasta los argentinos no católicos esperábamos estar orgullosos del compatriota al frente de una de las grandes religiones, máxime cuando es la que mayor influencia ha tenido en nuestra historia. Pero eligió ser una vergüenza, ser otro afirmacionista de la mentira de relato servil al comunismo. No podemos sentir orgullo por un mentiroso. Afortunadamente, en una institución como la Iglesia Católica un Papa es una circunstancia pasajera. "Todo pasa", decía el anillo de alguien que también pasó. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha, 
un liberal que no habla de economía.

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