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miércoles, 13 de marzo de 2019

CAMBIEMOS, EL PROGRESISMO POST KIRCHNERISTA



Imagine alguien que concentrado en resolver el cubo Rubik camina adentrándose en arenas movedizas, y que ya sin poder caminar, hundiéndose, sigue concentrado en el resolver el cubo...

Esa es la explicación gráfica del rumbo para el país impuesto por el "Progresismo Post Kirchnerista" de CAMBIEMOS.

La Presidencia de Mauricio Macri transcurre olvidando lo esencial, que el anhelo de cambio en el voto que lo sentó en el sillón de Rivadavia reclamaba una marcada transformación cultural republicana. Por lo que, en lugar de orientar el país hacia la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional (cortando toda inercia del adoctrinamiento totalitario desplegado a través del uso faccioso de los recursos del Estado durante la década infame), se optó por rescatar la parte progresista del relato kirchnerista, lo que equivale a mantener latente el totalitarismo.

TOTALITARISMO

Esa continuidad cultural es clave para entender el fracaso económico: no existe austeridad republicana cuando el Estado se orienta a satisfacer minorías hiperactivas. El "progresismo post K" de CAMBIEMOS es esa irracionalidad de poner en agenda política como prioridad al aborto y la ideología de género mandando al olvido la necesidad de reforma estructural y funcional del Estado.

Así, se sigue entendiendo al Estado como el barril sin fondo de la gratuidad que hace de cualquier necesidad un derecho, aunque esa necesidad sea subjetiva, minoritaria y totalmente irrelevante para el conjunto de la sociedad.

Con el enorme agravante que el peor ataque a la Libertad es convencer a las personas de poder tomar cualquier decisión sin asumir la responsabilidad de sus propios actos. Cuando la disociación entre Libertad y responsabilidad se instala, la responsabilidad individual se diluye hacia lo colectivo y por ende se transfiere al Estado. De ahí que el progresismo le mantenga la cama caliente al totalitarismo.

Lo peor del asunto, es que este continuismo cultural de CAMBIEMOS no obedece en rigor de verdad a una convicción progresista, sino que es simplemente la consecuencia del miedo pusilánime a la reacción del kirchnerismo. Es decir, el clásico ejemplo del que acobardado por el enemigo elige dispararse en el propio pie.

PROGRESISMO

Es simbólico de este proceso de claudicación el haber mantenido el nombre de "Centro Cultural Kirchner" para el viejo correo. Por supuesto que mantener el nombre podría tener otra lectura en un contexto diferente, mostrar con ello una etapa superada; pero hoy día es una claudicación.

Ocurre que el "no se puede porque vuelven" -leiv motiv del progresismo post kirchnerista- siempre fue una excusa ridícula con riesgo de autoprofecía.

Argentina necesita saltar y bajarse de la calesita de las pesadillas, ese mareo bipolar entre el totalitarismo y el progresismo, para retomar su camino.

Nosotros tenemos un Himno, una Constitución y un destino. Caminemos.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 



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