Si la polémica generada por el "Reglamento General para el empleo de las armas de fuego por parte de los miembros de las Fuerzas Federales de Seguridad", termina ratificando y reforzando la nefasta preeminencia del garantismo por sobre el sentido común, la decisión de la ministro Patricia Bullrich habrá sido totalmente contraproducente. Un retroceso para los agentes de orden y para la seguridad de todos los que habitan territorio argentino.
Ahora bien, en un país en el que victimizarse da rédito, me pregunto si Patricia Bullrich ha jugado este Reglamento con torpeza pero de buena fe, conforme a lo que tantas veces le he criticado, o porque desde el mezquino cálculo electoral busca posicionarse como una suerte de Juana de Arco, a la que no dejan hacer.
Admito que el interrogante es desagradable, pero ineludible. Es sabido que a CAMBIEMOS, gobierno de progres, se le están cayendo en cascada los votos por derecha, lo cual en la lógica de Durán Barba no era problema sin otro al que votar, y tanto la ministro Bullrich como Miguel Angel Pichetto en el PJ son el más de lo mismo que quiere capitalizar, por oficialismo u peronismo, el llamado "efecto Bolsonaro". O sea: disminuir el riesgo Alfredo Olmedo, esa preocupación creciente para los que quieren polarizar las elecciones del 2019.
Con toda una vida en política, de ninguna manera Patricia Bullrich pudo desconocer el escenario en el que iba a impactar su reglamento. Era cantada la oposición de toda la comparsa de negociantes de los derechos humanos, del zaffaronismo judicial y del zurdoprogresismo legislativo.
Entonces: ¿lo dictó para que proteja a los efectivos a su mando o para posicionarse electoralmente?
¿A qué juega Patricia Bullrich?
Por ahora me quedo con el interrogante, la respuesta ya vendrá.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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